16 Oct
Teatro de la Generación del 27: Lorca
Contexto teatral
A finales de los años 20 y durante la Segunda República, seguía dominando el teatro comercial, dirigido a un público sin grandes inquietudes estéticas ni intelectuales. Destaca el arrendamiento del Teatro Español de Madrid por la compañía de Margarita Xirgu y las diversas obras de Federico García Lorca, lo que le convirtió en el dramaturgo más representativo de la Segunda República. Paralelamente, al margen de las estructuras comerciales, se llevaron a cabo intentos de renovación dramática, con la participación de Valle-Inclán en algunos grupos innovadores, aunque de vida efímera. La Segunda República facilitó el acceso a la cultura, incluyendo el teatro, a sectores sociales como la España rural, anteriormente excluidos. Surgieron diversos grupos teatrales con este fin, entre los que destaca La Barraca (1932-1936), impulsada por Federico García Lorca y Eduardo Ugarte.
Dramaturgos destacados
Entre los dramaturgos del periodo destacan Alejandro Casona, Max Aub y, sobre todo, Federico García Lorca. Otros autores de la Generación del 27, como Pedro Salinas y Rafael Alberti, también crearon obras de teatro, aunque sus representaciones no son hoy muy valoradas. También debemos mencionar a Enrique Jardiel Poncela, cuya trayectoria continuó en España después de la Guerra Civil y que, junto con Miguel Mihura, representó un teatro a la vez renovador y popular.
Max Aub
Escribió numerosas obras teatrales desde principios de los años 20, como Crimen, en su mayoría piezas breves. Sus piezas vanguardistas no tuvieron éxito en la escena, alejadas del gusto predominante. Inicialmente, trató el problema de la disolución de la personalidad del individuo; durante la guerra, continuó escribiendo obras dramáticas, y tras el exilio compuso sus piezas más importantes.
Alejandro Casona
Dramaturgo reconocido durante la República, escribió adaptaciones de cuentos y piezas cortas para su grupo teatral. Obtuvo gran éxito con el estreno de Nuestra Natacha, donde critica la pedagogía autoritaria de los reformatorios y propone una educación basada en la confianza, el amor y la tolerancia. Con la Guerra Civil, marchó al exilio, donde continuó escribiendo numerosas obras.
Enrique Jardiel Poncela
Destacó en el género cómico, con gran éxito de público. Fusionó el humor de la comedia convencional con rasgos vanguardistas. Buscaba superar el teatro cómico simplón de su época, utilizando la imaginación, la inverosimilitud y un lenguaje ingenioso. De su producción anterior a la Guerra Civil, destacan Usted tiene ojos de mujer fatal y Angelina.
Federico García Lorca
Trayectoria teatral
A pesar de su escasa producción teatral, es uno de los mayores dramaturgos españoles, con fama internacional. Destaca su experiencia como director de La Barraca. Su teatro progresa hacia una forma más desnuda y esencialmente humana, donde la emoción y la poesía prevalecen. Prioriza lo simbólico sobre lo realista.
Evolución de su teatro
- Teatro modernista: Sus primeras obras, marcadas por el Modernismo, muestran un dominio de lo lírico sobre lo dramático. Encontramos obras como El maleficio de la mariposa (1920) y Mariana Pineda. En varias obras, Lorca presenta un héroe, generalmente femenino, que se rebela contra el mundo pero acaba destruido. Ya aparecen los rasgos formales y la situación fundamental de todo su teatro.
- Teatro de títeres y farsas: En los años 20 e inicios de los 30, creó obras inspiradas en el teatro de títeres y las farsas, como Retablillo de Don Cristóbal.
- Teatro experimental de los años 30: Su deseo de experimentación le llevó por dos caminos:
- Obras vanguardistas: El público (1930) trata el tema del amor homosexual y el problema del teatro convencional, que Lorca busca sustituir por un teatro más auténtico. Temas característicos: amor, muerte, amargura existencial. De complejo simbolismo, estas obras, que Lorca consideraba «irrepresentables», se relacionan con el ciclo poético de Poeta en Nueva York.
- Obras de escenificación clásica: Más convencionales estéticamente, destacan Bodas de sangre (1933), Yerma (1934), Doña Rosita la soltera (1935) y La casa de Bernarda Alba (1936). Las cuatro comparten el tema de la marginación social de las mujeres.
El teatro durante la Guerra Civil
La Guerra Civil no interrumpió la producción teatral. En las ciudades bajo control republicano, continuaron las representaciones. Desde instancias oficiales, se promovió un teatro al servicio de la República. Se creó el Consejo Nacional del Teatro, presidido por Antonio Machado, para gestionar las ayudas estatales y promover un teatro con finalidad de agitación política y calidad artística. La propia dinámica de la guerra impulsó la creación de grupos teatrales itinerantes, con un teatro de circunstancias y fuerte contenido militante.
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