11 Nov

Teatro Posterior a 1939

Teatro en el Exilio

Max Aub

Publica en 1942 San Juan. La obra plantea las vicisitudes de un contingente de emigrados judíos que huyen de los nazis en un barco, el San Juan, y que no logran ser recibidos en ningún puerto.

Alejandro Casona

Estrena en Buenos Aires La dama del alba (1944), La barca sin pescador (1945), Los árboles mueren de pie (1949).

Años 40: Evasión y Humor

Destaca el teatro de humor, innovador, de Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura. La obra más representativa de Mihura es Tres sombreros de copa, estrenada en 1952, veinte años después de ser escrita. Es una comedia que satiriza la rutina y mediocridad de la burguesía de provincias y la no menos miserable vida del teatro de variedades. Se enfrentan dos mundos y dos concepciones de la vida: la vida burguesa y prosaica de Dionisio y la vida poética y de libertad de Paula.

Miguel Mihura: Tres sombreros de copa

La acción de la obra ocurre en una habitación de un hotel de provincias, donde Dionisio, el protagonista, pasa su última noche de soltero. Se va a casar al día siguiente con una muchacha perteneciente a una familia tradicional de provincias. En el mismo hotel se hospeda una compañía de artistas de variedades. Dionisio se enamora de una bailarina encantadora e inocente llamada Paula. Juntos sueñan emocionantes y poéticas aventuras, imposibles por la boda del día siguiente.

Se pone al descubierto la rigidez, la falsedad y el absurdo de los convencionalismos que rigen la sociedad. Paula y Dionisio piensan que pueden ser felices juntos; pero el orden establecido es más fuerte que su amor y sus sueños, y vuelven a la rutina de una vida que no les gusta.

En este fragmento del final de la obra, Dionisio conversa con Don Sacramento (el padre de la novia con la que se casará ese mismo día) y confirma sus temores acerca de la vida que le espera como «hombre casado a la católica manera española».

Años 50: Teatro Existencialista y Social

El teatro realista intentó renovar la escena española y manifestar su oposición a la dictadura. Las obras plantearon temas como la injusticia social, la explotación, la vida de la clase media y baja, la condición humana de los humillados y los marginados. Destacan dramaturgos como:

  • Alfonso Sastre (Escuadrón hacia la muerte, 1953; La mordaza, 1954).
  • Lauro Olmo (La camisa, 1962; drama sobre la emigración).
  • Antonio Buero Vallejo

Antonio Buero Vallejo

En su obra se pueden distinguir tres etapas:

  • Etapa existencial (reflexión sobre la condición humana): En Historia de una escalera (1949), los protagonistas son cuatro jóvenes, vecinos en el último piso de una vieja casa: Urbano, obrero de una fábrica; Fernando, dependiente de una papelería; Carmina y Elvira. La obra refleja un mundo gris donde las frustraciones se repiten, no sólo por el peso del medio social, sino también por la debilidad personal. En 1950 escribe En la ardiente oscuridad.
  • Teatro social (denuncias de injusticias que atañen a la sociedad): Un soñador para un pueblo, El concierto de San Ovidio (1962), que denuncia la explotación de un grupo de ciegos en el París de los años previos a la Revolución francesa; El tragaluz (1967), centrada en unos personajes marcados inexorablemente por la Guerra Civil.
  • Un soñador para un pueblo, obra en la que se presenta el fracaso de Esquilache, ministro de Carlos III, en su intento de mejorar la vida del pueblo español. El autor utiliza un hecho histórico para hacer una reflexión sobre el presente.

En la escena, el Duque de Villasanta se presenta ante Esquilache para interceder en favor de un amigo suyo. Los personajes se enfrentan ideológicamente, ya que Esquilache es reformador y progresista, y el Duque es conservador.

  • Etapa de innovaciones: Quizá la novedad técnica más llamativa es lo que se ha denominado “efectos de inmersión”, corporeización escénica de sueños o visión de la escena por parte del espectador a través de los personajes. Obras: El sueño de la razón, Llegada de los dioses, La fundación (1974), en la que nos encontramos en un lujoso lugar que resulta ser la celda de una prisión con cinco condenados a muerte; La denotación (1977), drama histórico centrado en la figura de Larra.

Años 60 y 70: Renovación Formal

Dentro del teatro comercial, siguen triunfando las comedias de Mihura, Jaime Salom, Jaime de Armiñán, Ana Diosdado. Entre los nuevos sobresale Antonio Gala. En 1963 estrena su primera comedia, Los verdes campos del Edén. Durante los años setenta goza del favor del público con obras como Anillos para una dama, Las cítaras colgadas de los árboles, Por qué corres, Ulises. Posteriormente estrena obras como El hotelito, Séneca o El beneficio de la duda.

La experimentación

Como ocurre con la narrativa y la poesía, los nuevos autores consideran acabado el realismo social y buscan nuevas propuestas que se caracterizan por su oposición estética a los “realistas”, aunque en bastantes ocasiones las obras tampoco están exentas de crítica social. Muchas de estas obras no encontraron facilidades para ser representadas, o por problemas con la censura, o porque sus audacias formales no encontraron fácil eco en el público. Se habla de “teatro soterrado”, “teatro del silencio”, “Teatro ‘underground’”, “teatro vanguardista”.

Fernando Arrabal

Quizá lo más peculiar es el teatro de Fernando Arrabal. Imaginación, elementos surrealistas, lenguaje infantil, ruptura con la lógica son las características del primer conjunto de las obras de Arrabal: por ejemplo, El triciclo de 1953. Exiliado en Francia desde 1955, sus obras (generalmente, estrenadas en Francia y publicadas en francés antes que en castellano) se encuadrarían dentro del llamado “teatro pánico” (del griego ‘pan’, todo) y pretenden ser un teatro total que exalta la libertad creadora y persigue la provocación y el escándalo del espectador. Sus obras: El laberinto (1956), Oye, Patria, mi aflicción (1975), etc.

Teatro Independiente

En el panorama del teatro bajo los últimos años del franquismo no puede faltar la mención del fenómeno del “teatro independiente”. Bajo este rótulo se engloban grupos como “Los Goliardos”, “Tábano”, “Teatro libre” de Madrid; “Els Joglars”, “Els Comediants” y “Fura dels Baus” en Barcelona, “Aquelarre” en Bilbao, etc.

Desde 1975

Finalizada la dictadura y eliminada la censura, parecía abrirse una etapa prometedora para el teatro. Pero, por el contrario, ha sido en estos años cuando la crisis del teatro español se ha hecho más evidente.

Un importante fenómeno del teatro español posterior a 1975 ha sido la creación de instituciones teatrales que dependen de instancias oficiales, tanto del estado como de las comunidades autónomas o municipios. Así, en 1978 se creó el Centro Dramático Nacional y posteriormente el Centro Nacional de Nuevas Tendencias Escénicas y la Compañía Nacional de Teatro Clásico.

Francisco Nieva

Francisco Nieva (dos veces Premio Nacional de Teatro, Premio Príncipe de Asturias de las Letras, académico de la Lengua…) es probablemente el más importante de los dramaturgos experimentales de la segunda mitad de siglo. Aunque escribe obras de teatro desde los años cincuenta, no las ve representadas de forma regular hasta después de la muerte de Franco. Ligado al grupo literario de los ‘postistas’ de finales de los cuarenta y principios de los cincuenta, su teatro va a caminar por la senda de lo surrealista, lo onírico, lo fantástico y lo imaginativo. El propio dramaturgo ha subdividido su obra en “teatro de crónica y estampa”, “teatro de farsa y calamidad” y “teatro furioso”. Al primer grupo pertenecen obras de estética más realista. En las obras del segundo grupo se da más importancia a lo irracional e imaginativo. Finalmente, el “teatro furioso” extremará los rasgos de libertad imaginativa y ruptura de todo corsé teatral preestablecido. Se trata de que se produzca de forma plena la liberación del subconsciente. Al “teatro furioso” pertenecerían obras como Pelo de tormenta (1972), Nosferatu (1975), Te quiero zorra (1987), El baile de los ardientes (1990).

Otros autores de esta época

  • Sanchís Sinisterra (1940): ¡Ay, Carmela! de 1986.
  • José Luis Alonso de Santos: Bajarse al moro de 1985.
  • Fernando Fernán Gómez: Las bicicletas son para el verano.
  • Paloma Pedrero (1957): Besos de lobo de 1991.
  • Ignacio Amestoy, Premio Nacional de Teatro del 2002 con Cierra bien la puerta.

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