23 Oct

Poesía en el Exilio

Tras la Guerra Civil, el asesinato de García Lorca y el exilio de la mayoría de los poetas del 27 provocó la dispersión del grupo. Solo Gerardo Diego, Dámaso Alonso y Vicente Aleixandre permanecieron en España, y su obra se convirtió en el punto de partida de la poesía desarraigada.

Un tema recurrente en la poesía del exilio es España, desde la evocación nostálgica de Alberti en Ora marítima hasta la visión más crítica de Desolación de la quimera de Cernuda. En Clamor, Jorge Guillén incorpora los temas del dolor y la injusticia (en contraste con la celebración de la armonía del mundo de Cántico), donde evoca la Guerra Civil y critica duramente a los vencedores.

El Teatro Anterior a 1939

El teatro español de esta época se consolidó como el espectáculo de masas por excelencia, aún no desplazado por el cine. El público urbano acudía a las salas para disfrutar de una gran cantidad y variedad de obras. Podemos distinguir dos vertientes principales:

El Teatro Comercial

En la cartelera predominaban las obras cuyo objetivo principal era el entretenimiento de un público burgués. Se trata de obras convencionales que no planteaban conflictos trascendentales. Dentro de esta tendencia se encuentran:

  • El teatro poético: Dramas históricos en verso que se relacionan con el deseo de evasión propio del Fin de Siglo. Un ejemplo es la obra de Eduardo Marquina (Las hijas del Cid, En Flandes se ha puesto el sol).
  • El teatro cómico: Incluye fórmulas como el astracán de Pedro Muñoz Seca (La venganza de don Mendo), que a través de la risa refleja un concepto optimista de la vida. También destacan los sainetes, piezas cortas herederas del entremés del Siglo de Oro. Los hermanos Álvarez Quintero ambientan los suyos en Andalucía (Los chorros del oro), mientras que los de Carlos Arniches se sitúan en Madrid (Los pobres). Ambos utilizan el acento y el habla popular como recurso cómico.
  • La tragicomedia grotesca de Carlos Arniches: Combina elementos trágicos y cómicos para mostrar los vicios de la sociedad a través de personajes caricaturescos. En La señorita de Trevélez, donde un grupo de jóvenes gasta una broma cruel a una solterona, critica la ociosidad e inmoralidad de la burguesía de provincias, en sintonía con las ideas regeneracionistas de la Generación del 98.
  • La comedia burguesa de Jacinto Benavente: Premio Nobel de Literatura en 1922, representó las preocupaciones y anhelos de las clases acomodadas. En Los intereses creados, recrea los personajes de la commedia dell’arte italiana y critica la hipocresía de la sociedad burguesa: “Mejor que crear afectos es crear intereses”.

El Teatro Renovador

Entre los autores que intentaron renovar el teatro, al margen de los gustos del público, destacan los noventayochistas Azorín, Unamuno y Valle-Inclán.

La obra dramática de Valle-Inclán se organiza en tres ciclos:

  1. El ciclo mítico: Obras ambientadas en una Galicia rural y arcaica, donde el ser humano se rige por sus instintos más primarios. La trilogía Comedias bárbaras (Cara de Plata, Águila de blasón y Romance de lobos) tiene como protagonista a un hidalgo despótico y mujeriego. Divinas palabras presenta la codicia desatada tras la muerte de la madre de un niño deforme.
  2. El ciclo de la farsa: Obras en verso, como La marquesa Rosalinda (parodia del Modernismo) y Farsa y licencia de la reina castiza (caricatura de la España de Isabel II).
  3. El ciclo del esperpento: Técnica teatral que deforma caricaturescamente la realidad. Valle-Inclán utiliza la animalización y cosificación de los personajes, y prefiere ambientes sórdidos. El esperpento tiene antecedentes en Quevedo y Goya, y se vincula con el expresionismo. Además de la trilogía Martes de carnaval (Los cuernos de don Friolera, Las galas del difunto y La hija del capitán), destaca Luces de bohemia.

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