04 Ago

**RADIOLOGÍA INTERVENCIONISTA**

A pesar de la gran mejoría que han experimentado las drogas inmunosupresoras y la técnica quirúrgica, el transplante renal sigue teniendo unas complicaciones urológicas del orden del 3 al 12 % de los casos. Las complicaciones incluyen, como ya queda dicho, obstrucción ureteral, colecciones líquidas peri renales y alteraciones vasculares como la estenosis de la arteria renal. La aparición de los procedimientos de RADIOLOGÍA INTERVENCIONISTA PERCUTÁNEA, ha supuesto la posibilidad de utilizar estos procedimientos terapéuticos en los pacientes trasplantados.

**1.-PIELOGRAFÍA ANTERÓGRADA**

La exploración se realiza por punción percutánea de la pelvis renal, con extracción de orina e introducción de un medio de contraste que permite una buena visualización muy buena de todo el sistema colector, a la vez que permite estudiar la orina para cultivos y citología.

Esta técnica puede utilizarse en aquellos casos en que aparece hidronefrosis progresiva y elevación progresiva de los niveles de creatinina, que sugieren la presencia de obstrucción ureteral.

La pielografía anterógrada tiene la ventaja de localizar el sitio exacto de la obstrucción, así como la posible presencia de extravasación urinaria. La técnica no tiene grandes complicaciones si se exceptúa la posibilidad de hematuria transitoria, aunque se han descrito sepsis de origen renal y hemorragia masiva.

**Indicaciones:**

  • En niños, por la dificultad para hacer la pielografía retrógrada.
  • Obstrucciones e infecciones en los que está contraindicada la pielografía retrógrada.

**b) Complicaciones postcirugía**

Son mucho más frecuentes después de una histerectomía radical (Wertheim) que después de una histerectomía simple por lesiones benignas del útero.

**La lesión del uréter es frecuente y puede deberse a:**

  1. Sección
  2. Ligadura
  3. Clapaje
  4. Punción
  5. Necrosis isquémica

E incluyen:

  1. Hidrouréter e hidronefrosis transitoria.
  2. Estenosis ureteral.
  3. Fístula ureterovaginal.
  4. Sección ureteral completa.

Las manifestaciones en la urografía incluyen dilatación transitoria de la vida excretora, una estenosis de longitud variable del uréter pelviano, paso de contraste a la vagina y extravasación de contraste. La lesión más importante de la vejiga es la fístula vesicovaginal, en la que se puede observar cómo se tiñe de contraste la vagina en el curso de la urografía. La cistografía puede utilizarse para confirmar la fístula.

**c) Complicaciones postradioterapia**

Las complicaciones de la radioterapia son, en general, más tardías que las debidas a cirugía, con una incidencia máxima entre los 2 y 4 años después de la terapia. Sin embargo, la aparición de complicaciones muy tardías, después de 10 años del tratamiento, son debidas habitualmente a recurrencia tumoral. Las complicaciones más importantes son el desarrollo de comunicaciones fistulosas y de obstrucción ureteral.

El desarrollo de obstrucción ureteral producido por fibrosis postradiación, es extremadamente infrecuente, con una incidencia inferior al 1%. En general, es imposible distinguir urográficamente la obstrucción producida por fibrosis postradiación, de la producida por recurrencia tumoral. Un método alternativo a la laparotomía, para hacer el diagnóstico diferencial, es la punción-biopsia con aguja fina, colocando, bajo control fluoroscópico, la punta de la aguja inmediatamente adyacente a la zona de obstrucción demostrada por urografía.

**C) Cistografía**

La indicación fundamental para realizar una cistografía en patología ginecológica es la incontinencia urinaria, que puede ser por causa orgánica, en relación con la existencia de fístulas urogenitales, o funcional, la denominada incontinencia de esfuerzo (stress incontinence). En las fístulas vesico- vaginales está indicada la cistografía cuando se sospecha su existencia.

Para el diagnóstico de la incontinencia de esfuerzo se realiza una cistografía, introduciendo una cadena metálica, a través de la uretra, en la vejiga (bead-chain cystourethrography). Esto permite medir el ángulo que forma la uretra con la base de la vejiga, denominado ángulo uretrovesical posterior, y el ángulo de inclinación de la uretra con respecto al eje vertical. Un ángulo uretrovesical posterior mayor de 100° es diagnóstico de incontinencia de esfuerzo.

**D) Enema opaco**

Antes de la introducción del US, el enema opaco era empleado de forma rutinaria en el estudio de las masas pelvianas. Actualmente se emplea en la valoración previa y posterior al tratamiento de los tumores ginecológicos.

El enema opaco es importante para evaluar la afectación del colon por tumores ginecológicos, que se pone de manifiesto por la existencia de compresión y fijación de los pliegues mucosos (tethering). El tumor ginecológico que más frecuentemente invade el colon es el carcinoma de ovario. La invasión directa del tumor primario afecta característicamente el borde inferior del sigma, en tanto que los depósitos metastáticos afectan fundamentalmente el borde anterior del rectosigma (56 %), las últimas asas del íleon y el borde medial del ciego (41 %), el borde superior del sigma (21 %) y el borde lateral del ciego y colon ascedente (18 %), en relación con la dinámica de distribución del líquido ascítico estudiada por Meyers.

El enema opaco está indicado después del tratamiento radioterápico para documentar la existencia de fístulas rectovaginales y de colitis por radiación.

**E) Histerosalpingografía**

La histerosalpingografía (HSG) consiste en la introducción de contraste yodado en el útero a través de una cánula insertada en el canal cervical. Hoy en día, se suelen usar contrastes hidrosolubles, ya que producen menos complicaciones que los liposolubles.

Las indicaciones fundamentales de la HSG son el estudio de la infertilidad, la investigación de sangrado uterino y los casos de aborto repetido, para descartar uterina activa, el curetaje reciente y la enfermedad inflamatoria pelviana aguda.

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