08 Feb
El “Ello” sería nuestra parte más primitiva, oscura, irracional e impulsiva. Es una reserva de energía psíquica inconsciente que lucha todo el tiempo por satisfacer nuestros instintos más primarios (supervivencia, agresividad y reproducción). El Ello no piensa, solo desea y actúa rigiéndose por el “principio de placer” y buscando la satisfacción inmediata. Es amoral, no conoce el bien y el mal. Y lo que sabemos de él es gracias a la interpretación de los sueños y a los síntomas neuróticos que presentan los pacientes (su estado alterado). Cuando el “Yo” se va desarrollando, se va imponiendo el “principio de realidad”: los niños pequeños, que al principio solo buscan la satisfacción del Ello, empiezan a aceptar las normas paternas aun en contra de sus íntimos deseos, debido a su necesidad de afecto y reconocimiento y a su miedo al castigo. Poco a poco, van asumiendo también las normas sociales, entendiendo que eso les dará placer a más largo plazo y les evitará dolor y destrucción; se irán haciendo cada vez más razonables. El Yo contiene elementos conscientes (percepción, procesos intelectuales), pero también inconscientes (mecanismos de defensa). Finalmente, el “Superyó” representa el “ideal del Yo” y la conciencia moral. Su objetivo es presionar al sujeto, señalar cómo debe comportarse, en función de los requerimientos de la cultura y no solo de las restricciones del orden social. El Superyó es nuestra parte más consciente, suscitando sentimientos positivos de orgullo si es capaz de inhibir con la suficiente eficacia las pulsiones del Ello o, por el contrario, sentimientos de culpa si no cumple con las exigencias sociales, ya interiorizadas o asumidas como propias !!ELLO: para el psicoanálisis freudiano, es la fuente inconsciente de motivos y deseos primarios y se basa en el “principio de placer”. (Ver preguntas de desarrollo) INCONSCIENTE: en la teoría de S. Freud, fuerzas dinámicas reprimidas de las que no tenemos conciencia, a pesar de que nos determinan. (Ver preguntas de desarrollo) PSICOLOGÍA HUMANISTA: enfoque teórico, defendido por C. Rogers y A. Maslow, que considera al ser humano como un todo integral, investigando problemas como el crecimiento y la autorrealización personal. Para los psicólogos humanistas el sujeto busca satisfacer sus necesidades según las va percibiendo a lo largo de su vida, y en ese proceso no solo se ve condicionado (por su constitución biológica, el ambiente, las fuerzas sociales o sus experiencias pasadas) –ni mucho menos determinado por su inconsciente–, sino que, ante todo, es libre y responsable de sus acciones o capaz de hacerse a sí mismo. REPRESIÓN: concepto central en la teoría freudiana. Es un mecanismo por el que los deseos e impulsos agresivos y sexuales que el individuo considera inaceptables son reprimidos y enviados al inconsciente. Esta censura solo se relaja durante el sueño, donde todos esos deseos o pulsiones afloran de manera simbólica. De ahí la importancia que concede el psicoanálisis a la interpretación de los sueños. Por lo demás, la represión es también un mecanismo de defensa para olvidar situaciones traumáticas o dolorosas, desterrándolas de la conciencia. SUPERYÓ: en la teoría freudiana, función de la personalidad que representa los valores y normas sociales interiorizadas por el individuo. (Ver) YO: para S. Freud es la representación de la percepción consciente, la razón y el sentido común. Se rige por el “principio de realidad”.
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