14 Ago
4.1.3.Dualismos contemporáneos.-
Aunque el dualismo pueda parecer una teoría del pasado, eso no es del todo cierto. Ciertos científicos la admiten, aun cuando en sus investigaciones se limiten a hacer ciencia del cerebro.
Pero te expondré un caso en el que se defiende explícitamente esta teoría. Se trata del neurofisiólogo J. Eccles.
Según el autor, mente y cerebro son dos realidades distintas. Hace referencia a ciertos hechos para argumentar esta hipótesis: el carácter unitario de las experiencias, la voluntariedad de la experiencia humana, la disparidad temporal entre los procesos nerviosos y la experiencia consciente, etc.
El cerebro solo no puede explicar estos fenómenos mentales. Se requiere una mente autoconsciente.
Eccles afirma que es en la corteza cerebral donde se produce la interacción entre lo físico y lo mental.
Y no se limitó a esto, sino que propuso un a teoría bioquímica, biomecánica y cuántica para explicar esta relación.
Tan antiguos como los dualismos son los monismos. Estas teorías afirman que mente y cerebro, o mente y cuerpo, no son realidades diferentes, sino una misma cosa. Ha habido monismos de muy distinta índole, desde los materialistas hasta sus opuestos los espiritualistas.
Pero no te voy a hablar de estos últimos, ¡bastante llevas ya!, estarás pensando.
Te voy a hablar de los materialistas, que son los que cuadran más con el pensar común y los que han tenido y tienen una mayor influencia.
El monismo materialista lo inició Demócrito en el s. V a. C. y tuvo su continuación con Epicuro entre los siglos IV y III a. C. , con Boyle y Gassendi en el siglo XVII, La Mettrie en el s. XVIII y muchos otros científicos y filósofos contemporáneos.
Entre los antiguos, el monismo era una consecuencia lógica de sus teorías generales sobre el Universo. Cuando hablaban sobre la constitución del mismo, estos autores mantenían la teoría de que estaba constituido esencialmente por “átomos”, partículas invisibles, de tan pequeñas que eran, materiales, impenetrables, indivisibles, cualitativamente iguales, etc, y que moviéndose en el vacío se combinan de distintas formas. El ser humano también está compuesto en su totalidad por átomos, incluida su alma.
Actualmente muchos filósofos consideran que existen suficientes razones para rechazar el dualismo. Todos sus detractores consideran que los procesos mentales se explican por el funcionamiento del cerebro, y que los procesos mentales no son nada que esté al margen de lo físico.
Sin embargo, no todos piensan de la misma forma respecto a este tema.
4.2.1. Monisma fisicalista o teoría de la identidad
Según esta forma de monismo, las actividades mentales son los procesos neurofisiológicos o físico-químicos que tienen lugar en el sistema nervioso y fundamentalmente el cerebro. Todas las funciones intelectuales, las emociones, los recuerdos o cualesquiera otras actividades mentales, no son más que reacciones del sistema nervioso. Los defensores de esta teoría se basan en que, como sabemos, hay una estrecha correlación entre los fenómenos mentales y los procesos cerebrales. Parece ser que cada estado o proceso mental está asociado con la actividad de cierta parte del cerebro, por lo que se piensa que los estados mentales podrían ser idénticos a los estados cerebrales.
No obstante, desde la propia teoría se presentan dificultades. Podemos pensar que los estados mentales pueden existir en seres con cerebros completamente distintos a los humanos o en máquinas o robots que no tienen componentes bioquímicos como es el caso del cerebro humano. Si esto fuera así, aun cuando aparecieran toda clase de pruebas de que estos seres estaban en un determinado estado mental, como por ejemplo que dieran muestras de estar deprimidos o de que tenían una determinada experiencia, los defensores de la teoría de la identidad no podrían explicarlo.
4.2.2. Monismo emergentista
Aquí encontramos una novedad en el planteamiento monista y materialista. Aunque se defiende como en el caso anterior que los estados mentales son estados o procesos del sistema nervioso central y que lo mental no es independiente de su base material, no consideran al cerebro como una máquina según el modelo cibernético. El cerebro humano, como cualquier otro biosistema, tiene unas propiedades que no poseen sus componentes físicos ni químicos. La totalidad del sistema no es equivalente a sus componentes ni puede reducirse a ellos, tiene propiedades como pensar, sentir, percibir, etc. que no tiene ninguno de sus elementos como son las neuronas que lo componen.
Y aquí es donde estos autores recurren al concepto de emergencia.
De la actividad del sistema nervioso central y del cerebro surgen propiedades nuevas, un nivel nuevo de la realidad material, lo psíquico.
¿Cómo explican este emerger de lo psíquico? Recurren a la teoría de la evolución de la materia y de los seres vivos y describen la realidad haciendo referencia a tres niveles: el nivel físico-químico, el nivel biológico y el nivel psíquico. En cada uno de estos encontramos propiedades que no están en los anteriores, son las propiedades emergentes. Lo biológico no es más que lo físico-químico organizado en estructuras más complejas. Pero lo biológico no se comporta como las estructuras físico-químicas más simples. Lo físico-químico, que constituía lo biológico, se fue haciendo más complejo haciendo surgir en determinados animales el sistema nervioso. Al alcanzar este un determinado desarrollo apareció lo psíquico.
El psiquismo humano no es otra cosa que el psiquismo animal evolucionado.
Autores como Mario Bunge son defensores de esta teoría.
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