06 Oct
LA SEGUNDA REPÚBLICA. – INTRODUCCIÓN.
La Segunda República supone un periodo fundamental en la Historia de España, por ser un intento de establecer un régimen democrático en nuestro país. El periodo significa el mayor esfuerzo reformista en la historia de España, teniendo este lugar, en un agitado y desfavorable contexto internacional. Se pretendieron solucionar los viejos problemas del país y abordar el proceso de modernización del mismo. Pese a todo la inestabilidad, las divisiones internas y la radicalización, limitaron las posibilidades de éxito del régimen y fueron sentando las bases que dividirían al país en dos bandos que se enfrentarán en la Guerra Civil española.
LA INSTAURACIÓN DE LA II REPÚBLICA, EL GOBIERNO PROVISIONAL Y LA CONSTITUCIÓN DE 1931.
Tras la dimisión de Primo de Rivera en Enero de 1930, Alfonso XIII nombró al general
Berenguer para que hiciera la transición a la monarquía constitucional. El cambio fue tan gradual que el periodo fue denominado como «la Dictablanda» ( es muy ilustrativo que la denominación del periodo tenga esta connotación sarcástica). En el inestable contexto y ante el malestar general, Berenguer dimite y el almirante Aznar es nombrado, para dirigir el último periodo de la monarquía de Alfonso XIII, durante el que claramente asistimos a la descomposición del sistema y de la monarquía.
En el contexto anteriormente descrito los partidos republicanos, los catalanistas de izquierdas y el PSOE firmaron el pacto de San Sebastián, que establecía la hoja de ruta para la proclamación de la república.
El 12 de Abril de 1931 tuvieron lugar las elecciones municipales en las que las candidaturas republicanas triunfaron ampliamente en las principales capitales del país (aunque no en la España rural y pequeñas ciudades)..
El resultado electoral fue entendido como un plebiscito o referéndum nacional contra la monarquía, por lo que dos días después Alfonso XIII abdica y marcha al exilio, proclamándose la Segunda República el 14 de Abril de 1931, en medio de un ambiente de entusiasmo popular, consenso y alegría.
El primer acto político del nuevo régimen, consistíó en el establecimiento de un gobierno provisional, en el que se integraban los principales actores protagonistas del pacto de San Sebastián. Destacaron integrantes de la derecha republicana como Miguel Maura o Niceto Alcalá Zamora, Alejandro Lerroux del partido radical, Azaña de Izquierda republicana o los socialistas Indalecio Prieto, Fernando de los Ríos o Largo Caballero, llamados a tener un papel fundamental en el desarrollo de la II República. Este gobierno provisional, comenzó con algunas de las medidas reformistas que serán ampliadas y desarrolladas durante el bienio reformista o social-azañista e inició las tareas para la redacción de la Constitución republicana de 1931. Estas reformas evidenciaron desde un primer momento la oposición de los grupos conservadores de la sociedad española, pues veían en ellas un ataque a sus privilegios.
Así pues, parte del ejército, élites económicas de la sociedad, propietarios rurales y sobre todo la iglesia, comienzan a mostrar su oposición al régimen republicano. Esta oposición no hará sino acrecentarse, como veremos a lo largo del tema, hasta que se haga efectiva la ruptura entre las dos Españas, al producirse el Golpe de Estado dirigido por el general Franco que acaba con la legalidad democrática y constitucional, dando inicio a la Guerra Civil.
Tarea fundamental del nuevo gobierno fue, por otra parte, la convocatoria para elecciones a Cortes Constituyentes. Estas elecciones, celebradas en Junio de 1931, arrojaron un resultado similar a la composición del gobierno provisional y en ellas se confirmó el éxito y el ascenso del PSOE. El texto constitucional resultante constaba de 125 artículos agrupados en IX títulos. Estamos ante la Constitución más progresista y avanzada de la historia del constitucionalismo español, incluida la actual de 1978 que ha tomado bastantes elementos de la del 31.
El estado quedó definido como una república de trabajadores de todas las clases, encontramos la soberanía popular y por supuesto la división de poderes. El texto define a España como un estado laico, en el que se introducen elementos progresistas como el matrimonio civil y el divorcio. Destaca también la concepción monocameral del poder legislativo y una muy amplia declaración de derechos y libertades. Por último, cabe destacar la concepción autonómica respecto a la organización político administrativa del estado, que acababa con la tradición centralista impuesta desde Felipe V, a inicios del s XVIII. El actual modelo autonómico de la Constitución de 1978, se inspira directamente en el texto constitucional de 1931.
La oposición al gobierno pronto se puso de manifiesto. Las reformas, como hemos visto, no son del gusto de todo el mundo. Los monárquicos y la Iglesia serán los principales opositores y conspirarán contra la República desde un primer momento. Los monárquicos intentan un asalto al poder por medio de un pronunciamiento militar llevado a cabo por el general Sanjurjo (sanjurjada), pero la sublevación fracasa. Por otra parte, están los conflictos sociales protagonizados, entre otros, por los anarquistas. El suceso más grave fue el ocurrido en Casas Viejas (Cádiz) donde se enfrentaron campesinos, descontentos ante la lentitud de la reforma en el campo y el paro, y alentados por anarquistas, y la guardia de asalto, que reprimíó ferozmente la revuelta producíéndose numerosos muertos. Este incidente desacreditó al gobierno y a Azaña.
En las elecciones generales de 1933 (primera vez que votan las mujeres en nuestro país) los partidos de izquierda más importantes (PSOE y republicanos de izquierdas) se presentan desunidos, hay un avance espectacular de la derecha y triunfa el Partido Radical de Lerroux, junto con la CEDA. Además, Azaña, tras los sucesos de Casas Viejas, y la mala coyuntura económica del momento, había dimitido como presidente del gobierno.
EL BIENIO RADICAL-CEDISTA.
Tras los resultados electorales se formó un gobierno presidido por Lerroux (republicano radical) con el apoyo de la CEDA pero sin su intervención.
El gobierno procedíó a la paralización de la mayor parte de las reformas del periodo anterior: paralizó la reforma agraria, dio un presupuesto para el culto y el clero, amnistió a los golpistas del 32 (Sanjurjo y otros militares), se redujo el presupuesto de educación y recortaron la autonomía en Cataluña y el País Vasco.
En 1934, Gil Robles de la CEDA provocó una crisis en el gobierno y consiguió la entrada de tres ministros, incluidos él, de la CEDA en el gobierno. La UGT convocó huelgas generales en las grandes ciudades. La declaración del estado de guerra por el gobierno y la escasa organización hicieron que tuviera escaso éxito, salvo en Madrid y, sobre todo, en Cataluña y Asturias. En Cataluña Lluis Companys declaró la República catalana. En Asturias, los mineros protagonizaron una revolución social, fruto del acuerdo entre socialistas, comunistas y anarquistas. Columnas de mineros armados ocuparon la cuenca minera. El gobierno mandó a la legión, mandados por Franco y tras una dura represión sofocó la revuelta en la que hubo más de mil muertos. Muchos historiadores consideran la revolución de Octubre del 34, como un claro antecedente de la Guerra Civ
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