28 Nov

  1. Precedentes de Realismo en España:


    A mediados del XIX, el espíritu romántico empieza a perder fuerza en Europa, sustituido por una nueva sensibilidad y una nueva mentalidad que se van imponiendo. La Revolución Industrial, el auge del Positivismo, los avances de las ciencias experimentales y los movimienstos sociales obreros crean una atmósfera a la que no es ajena la literatura. La burguesía será la clase que definitivamente se imponga como guía de la sociedad. El sistema político más adecuado a sus aspiraciones será el liberalismo.El caso de España es, como de costumbre, más peculiar. La prácticamente ausencia de Ilustración en el siglo XVIII, la invasión napoleónica y el absolutismo de Fernando VII reducen al país a posiciones fuera de tono respecto al resto de Europa occidental. El auge general de la ciencia, las transformaciones industriales de las ciudades, los movimientos obreros europeos (Marx y Engels publican el Manifiesto comunista en 1848) y el materialismo positivista –que dará lugar a las teorías de Darwin y al Naturalismo- apenas se desarrollan aquí hasta la Revolución de 1868, la llamada “Gloriosa”. Es entonces cuando empieza a penetrar en España la mentalidad realista. En torno a esta fecha se abren camino nuevas formas realistas en literatura. Pérez Galdós publica en 1870 La Fontana de Oro, considerada junto a La Gaviota de Fernán Caballero como la primera narración realista española. Previamente, hubo ciertas condiciones que propiciaron el cambio: 1-La tradición realista de los siglos XVI y XVII (Cervantes, la picaresca), con su visión descarnada, nada idealizada, de la realidad que se narra. 2-La literatura costumbrista anterior –Mesoneros Romanos-, que pone su acento en los valores expresivos del pueblo y en los ambientes populares. 3-La literatura crítica de autores románticos como Larra, con sus Artículos de costumbres que reflexionan sobre la vida habitual. /Así, los rasgos del Realismo literario español de la 2ª mitad del XIX son: 1-Estilo basado en la observación directa. 2-Narración de lo cercano en el tiempo y el espacio (lo local y lo actual). 3-El gusto por el detallismo y las descripciones extensas. 4-Objetivismo que garantiza la narración en tercera persona (el llamado “autor omnisciente”). /Más inconvenientes tendría luego la recepción del Naturalismo, una especie de realismo llevado hasta el extremo, sobre todo en Francia, por su creador, Émile Zola, dadas sus teorías materialistas y deterministas fundadas en las leyes genéticas y las tipologías de caracteres. Es un estilo que indaga en lo degradado y lo abyecto en conductas y escenarios, algo que era excesivo para la sociedad española. Sólo Clarín (La Regenta) y luego Blasco Ibáñez (Cañas y barro, La Barraca) asumirían sin remilgos estas tesis naturalistas, aun con la oposición de sectores conservadores y eclesiásticos. /// La figura de Pérez Galdós: Vida, Trayectoria y Etapas Narrativas:
     Tal vez después de Cervantes, Benito Pérez Galdós haya sido nuestro gran novelista en lengua española. Dedicado preferentemente a escribir (abandonó muy pronto los estudios de Derecho), sólo su actividad política –siempre contra toda conducta dogmática y tradicional- lo apartó de la labor creadora, que llevó a cabo siempre en Madrid. Víctima de envidias por su talante liberal, no llegó a recibir el premio Nobel, al que fue candidato./ Obra: Aunque escribió también teatro, la obra de Galdós está representada por narraciones, 80 novelas en total, que lo convierten en el gran autor del Realismo. Su preocupación, como buen autor realista, fue sobre todo plasmar lo cercano en el espacio (lo local) y en el tiempo (lo contemporáneo). Era, en efecto, un novelista del presente, a la manera de Dickens. Su evolución permite hablar de diferentes etapas: 1-Los Epidoios Nacionales, conjunto de 46 novelas que recrean con fidelidad la historia de España del siglo XIX, comenzando por la batalla de Trafalgar (1805). El valor de esta serie de Episodios Nacionales reside en el hecho de atreverse a novelar la historia reciente, con nombres reales y acontecimientos aún palpitantes. 2-Una primera etapa con sus Novelas «de Tesis», con las que siempre intenta demostrar algo a través del argumento. Por ejemplo, en Doña Perfecta (1876) critica la intolerancia y el fanatismo; y en Marianela (1878), la falta de gratitud humana. 3-La segunda etapa está representada por las denominadas «Novelas españolas contemporáneas», escritas hasta 1890. Es ya la culminación del realismo objetivo, de moda en Europa. Los ambientes populares, los conflictos pasionales, las mezclas de clases sociales, la vida ruidosa de la ciudad de Madrid…, todo ello aparece magistralmente plasmado en novelas como Fortunata y Jacinta, Tormento, Miau o Torquemada en la hoguera. 4-Las Novelas de Espiritualidad. A partir de 1890, Galdós se centra en aspectos psicológicos y morales de sus personajes y abandona progresivamente la escritura realista anterior. Así, le interesan más los comportamientos individuales que el ambiente social, lo cual anuncia ya la narrativa posterior de autores del 98, como Baroja o Unamuno. Nazarín (1895) o Misericordia (1897) presentan esos personajes de carácter bondadoso que se imponen sobre el ambiente que les rodea, en contraposición a aquellas tesis naturalistas de otros novelistas.

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