15 Jul

La crítica a la moral cristiana. La genealogía de la moral

Más allá del bien y del mal y La genealogía de la moral son las dos obras fundamentales donde Nietzsche hace una crítica durísima a la moral. Cuando los filósofos han intentado estudiar la moral, piensa Nietzsche, han cometido un grave error. Desde el presente intentan analizar el pasado. Desde su perspectiva actual, miran hacia atrás, pero así no pueden entender nada. Intentan comprender qué pensaban las personas antiguamente acerca del bien y del mal, pero desde lo que actualmente pensamos acerca del bien y del mal. Así nunca podemos entender nada.  En estas obras, más en concreto en La genealogía, Nietzsche aplica un método nuevo, el método genealógico. Éste método consiste en estudiar cómo surgieron en un primer momento los valores morales y cómo poco a poco fueron implantándose como aceptados por todos. Se trata, con este método, de ver la historia de los valores morales desde el principio, colocándonos en el origen de la historia, para desde allí ver la evolución que han seguido. Ya no consiste en mirar hacia atrás desde el presente, sino en mirar el presente desde el pasado, desde el origen. ¿Cómo y por qué surgen los valores morales? ¿Qué hizo que en un primer momento las personas los aceptaran? ¿Cómo fueron evolucionando en el futuro, hasta hoy? En eso consiste el método genealógico.

La moral cristiana, afirma Nietzsche, nace del resentimiento. En el origen de los valores morales, la virtud, el comportamiento éticamente correcto, era la fuerza. El hombre bueno, virtuoso, en un primer momento, era el noble, el aristócrata, el poderoso. Lo malo era lo débil, lo cobarde, lo vulgar, lo plebeyo, lo despreciable. Pero cuando la sabiduría, a través de Sócrates, Platón y el cristianismo, se pone como la virtud por excelencia, aparece una revolución, un cambio de valores. La moral se convierte en algo débil.

El resentimiento nace de la incapacidad de los débiles para olvidar. Su debilidad no les permite responder a las afrentas y acumulan en el interior de su conciencia el odio, el deseo de venganza. El hombre fuerte, en cambio, es confiado, ingenuo, franco. El resentido no es ingenuo, ni honesto.

En La genealogía, Nietzsche diferencia dos tipos de morales:

  • La moral de los señores, es una moral activa, crea sus propios valores. Es la moral del noble, el original concepto de bueno. El señor es el que crea sus propios valores, no sigue a ningún maestro. Vive autónomo, confiado, y busca la felicidad en sí mismo despreciando la aprobación o desaprobación de los demás. En él se da la voluntad de poder, la fuerza de poder crear valores morales. Busca disfrutar la vida sin esperar ningún tipo de recompensa en el más allá. ¿Qué es bueno? Todo lo que eleve la voluntad de poder
  • La moral de los esclavos. Es una moral pasiva, ya que no crea valores, simplemente toma valores de teorías externas. Es una moral débil y cobarde, encuentra las normas y los valores fuera de sí. Está basada en el resentimiento ante el poderoso. Proclama una ética basada en valores que hagan la vida más soportable: la comprensión, el perdón, la paciencia, la humildad… ya que el esclavo no es capaz de decir sí a la vida, no es capaz de convertir su vida en una obra de arte. Esta moral, en vez de estar basada en la voluntad de poder, está basada en la idea de rebaño. Es una moral fea, mediocre, enferma, democrática. Glorifica lo que hace “llevadera” la vida.

La diferencia entre una y otra: el amor o el odio a la vida.

TEXTOS 9, 10

Toda la historia occidental es el triunfo de los valores plebeyos sobre los aristocráticos. Todo comienza con Sócrates, y luego con el judaísmo (a los judíos ataca fuertemente en varias obras) y el cristianismo. Los que no pueden disfrutar de la vida se rebelan contra los que lo hacen, y proponen una moral basada en prohibir que se desarrolle la voluntad de poder. El símbolo cristiano, la cruz y el Cristo crucificado, ya es un claro ejemplo de servidumbre, de esclavitud. Es una imagen de negación de la vida, de ascetismo, de renuncia a los placeres. La culpa tiene que redimirse, lo que supone un odio contra lo humano, contra la risa, contra la belleza y la felicidad. Frente a ello, derribemos todos los ídolos, derribemos todo aquello en lo que se basa la moral de esclavos. Por eso, la función de la filosofía es matar a Dios. Afirmar la vida, proclamar el nacimiento de un nuevo tipo de ser humano, invertir los valores para volver a la verdadera moral. Crear una nueva moral que, como dice en una de sus obras, esté más allá del bien y del mal. A esta tarea la denomina Nietzsche la transvaloración.


La muerte de Dios y el Superhombre. Así habló Zaratustra

Dios ha muerto. Viva el Superhombre
. La metafísica, la religión y la moral que ha creado occidente deben desaparecer. Se trata de liberar al sujeto del gran peso que le agobia, que le impide vivir creativamente. Ya no necesitamos a otro mundo, ni una finalidad trascendente. Sólo necesitamos, nos basta con este mundo. La muerte de Dios no es simplemente el fin de la religión. No es solamente una afirmación directa del ateísmo. Es mucho más. Es el fin de cualquier cosa por encima de nosotros, que nos diga qué pensar, qué decir, qué es lo bueno, qué es lo malo. Es, por fin, la afirmación de que es cada ser humano quien tiene que decidir qué es lo bueno y qué es lo malo. Los valores los debe crear cada uno.

La Ilustración ya intentó una desteologización, pero continuó con la moral exactamente igual. Ahora, piensa Nietzsche, hay que completar la crítica y acabar con el dogmatismo y la división entre lo bueno y lo malo, la verdad y la mentira, lo real y lo aparente. Es una nueva visión de la realidad, frente al pensamiento único. Se trata de defender el perspectivismo, múltiples y constantes interpretaciones de la realidad. La libertad del ser humano debe estar por encima de todo, debe ser el valor primordial. Un mundo múltiple, un modo del ser múltiple. Así, aflorarán las energías creadoras del hombre, la transvaloración y el superhombre.
El Superhombre es el nuevo hombre que no tiene nada por encima de sí. Es el que crea valores, el que afirma la vida. La muerte de Dios es el fin del dominio único de la razón, de la única interpretación de la totalidad de la realidad, basada en una tradición secular de occidente.

Aparece así un nuevo nihilismo, positivo. Es un nihilismo creador, es el nihilismo de la voluntad de poder. Esta tarea dará lugar al Übermensch, al Superhombre. Encontrar así una nueva forma de ver la realidad. El hombre vuelve a dar valor a los instintos. Aparece una nueva forma de ver la realidad, no basada en la igualdad, en el rebaño, sino basada en la voluntad de poder, en la posibilidad de crear valores nuevos.

TEXTO 11

En Así habló  Zaratustra, Nietzsche habla de las tres metamorfosis del espíritu: el camello, el león, el niño. El camello es el que se carga con normas, obligaciones, castiga su soberbia, se humilla al máximo aguantando todo. El león es el que ruge contra todo, el basado en el yoquiero, el que destruye valores, lucha contra todo pero no crea nada nuevo. El niño es el que baila, crea, danza, el que afirma la vida.

TEXTO 12

El superhombre y el sentido de la tierra. Es el que renuncia al más allá, y vuelve a la tierra. En él no hay ninguna moral basada en normas. Intenta, al contrario, que cada uno invente su propia virtud. El mensaje de Zaratustra es que el hombre, la forma antigua de ver la realidad, debe ser superado. El superhombre se mide por el sentido de la tierra. Es el ser libre de la moral, de toda atadura, libre de lazos sociales. Él crea sus propios valores. Por eso supera el nihilismo negativo, la vida basada en la nada. Se trata de crear valores nuevos, el superhombre realiza una transvaloración. Los nuevos valores son la risa, el juego, la danza, la creación, la afirmación jovial de la vida, el azar, el devenir. Los símbolos de Zaratustra son la serpiente, ya que es el animal que está unido a la tierra, no se puede escapar de ella; y el águila, ya que es el animal que vuela por donde nadie más lo hace: es solitario, y llega a donde no llega la masa. El valor supremo es la libertad, la vida entendida como un experimento estético. La meta del ser humano es el superhombre.

TEXTO 13

Una de las teorías más debatidas de Así habló Zaratustra es el eterno retorno.  Una forma clásica de entender el tiempo que afirma la vida. Trata de absolutizar el momento, el devenir, el instante, renunciando a lo trascendente. Cada momento que vivimos es un punto de un círculo, que eternamente gira. Cada momento lo hemos vivido infinitas veces, lo viviremos infinitas veces. Esto implica que desperdiciar un segundo de nuestra vida supone desperdiciarlo eternamente. El superhombre danza en un anillo de fuego, dice Nietzsche. No hay ningún sentido más allá de esta vida, lo único que hay es el círculo eterno. Es una forma de ver el tiempo sin ninguna finalidad, sin tener la mente en un más allá. Sólo vivir.

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