04 Jul
El sistema político ideado por Cánovas estaba inspirado en el modelo inglés. Se apoyaba en tres soportes fundamentales: 1º El Rey y las Cortes 2º El bipartidismo como sistema idóneo de alternancia en el poder y 3º Una Constitución moderada como marco jurídico del sistema.
Rey y Cortes: La historia había convertido al Rey y las Cortes en dos instituciones fundamentales de la Constitución interna de la nacíón española. Ambos formaban la columna vertebral de la nacíón y por tanto debían ejercer la soberanía conjuntamente. Cánovas retornaba a los planteamientos del liberalismo doctrinario que decían que la soberanía estaba basada en que fuera compartida entre el Rey y las Cortes.
El Bipartidismo: Siguiendo el modelo bipartidista inglés, la labor del gobierno recaía en dos partidos principales que se alternarían uno en el poder y otro en la oposición.
El Partido
Conservador liderado por Cánovas continuador de la tradición del Partido Moderado; y el Partido Liberal liderado por Sagasta.
Constitución moderada de 1876, inspirada en la Constitución de 1845 aunque con algunos derechos de la progresista de 1869 pero recortados. La gran ventaja de esta constitución era la elasticidad, es decir, era un articulado poco preciso compatible con gobiernos de muy distinto signo político.
-Soberanía compartida entre el Rey y las Cortes, aquí aumentaban las prerrogativas del Rey. Dentro del poder ejecutivo nombraba y separaba libremente a los ministros; dentro del poder legislativo sancionaba y promulgaba las leyes y convocaba, suspendía y disolvía las Cortes.
Las Cortes eran bicamerales y con poder limitado. Se dividían en el Senado y el Congreso. El Senado era muy elitista y conservador, lo integraban tres grupos: senadores vitalicios por derecho propio, senadores vitalicios nombrados por el Rey y senadores elegidos por los mayores contribuyentes y las Corporaciones. El Congreso era electivo, pero la Constitución no definía que tipo de sufragio, por eso cuando gobernaban los conservadores era censitario y si estaban los liberales era universal.
-La declaración de derechos, era semejante en apariencia a la de 1869 (derecho de asociación, de imprenta, de libertad de expresión) pero se limitaba a reconocerlos, dejaba la regulación concreta de estos derechos a las leyes ordinarias. Por tanto el gobernante de turno podía limitar o anular la práctica de cualquier derecho de esta nueva ley.
-El catolicismo se declaró religión oficial y se prohibieron manifestaciones públicas de otras religiones aunque en privado se podía ejercer el culto que quisiese.
Dos partidos políticos principales: Conservador y Liberal. La alternancia pacífica en el poder de ambos partidos se convirtió en cambios de gobierno pactados de ante mano entre los dos partidos. Durante el reinado de Alfonso XII estuvieron más tiempo en el poder los Conservadores que los Liberales pero después, durante la Regencia de María Cristina de Habsburgo, estuvieron más tiempo los Liberales.
Los dos partidos se relevaban en el poder de forma pacífica y se concedían mutuamente plazos razonables de gobierno. El partido de la oposición aceptaba los cambios de cierta importancia realizados por el partido en el poder y se comprometía a mantenerlos cuando les correspondiese gobernar. Cuando el partido consideraba que le había llegado el momento de gobernar o de dejar el gobierno y pasar a la oposición lo pactaba con el otro partido y con el Rey. Porque el Rey era el que tenía que nombrar al jefe del partido de la oposición para que convocase elecciones. El Rey según el poder que le concedía la Constitución mandaba formar gobierno al nuevo partido, disolvía las antiguas Cortes y convocaba nuevas elecciones que debidamente manipuladas proporcionaban la mayoría necesaria al partido que empezaba a gobernar. El partido saliente se convertía en oposición y esperaba a que le llegase otra vez el turno. Este sistema hizo que en España durante mucho tiempo no volviese a haber pronunciamientos. Tanto un partido como el otro tenían una red organizada para que los resultados electorales fuesen adecuados a cada uno.
En cada capital de provincia el gobernador civil, que ahora es el delegado del gobierno, elaboraba la lista de los candidatos que tenían que ser elegidos en cada localidad y daba a su vez las instrucciones correspondientes a los caciques locales que mediante amenazas y extorsiones conseguían los resultados deseados, en caso de que esto no funcionara se utilizaba <<el pucherazo>> que consistía en cambiar la urna verdadera por otra con los votos deseados antes del recuento. En las ciudades esta capacidad de manipulación era menor.
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