15 Feb
Nos encontramos ante una tabla y un gráfico lineal doble de la evolución del índice de natalidad y mortalidad en España entre los años 1940 y 2010 expresado en tantos por mil. La fuente es el INE. En el gráfico aparecen en la línea horizontal los años desde 1940 hasta el año 2010, de 5 en 5, mientras que en la línea vertical aparecen los porcentajes de 0 a 30 en tantos por mil y también de 5 en 5. El índice de natalidad viene indicado por una línea de color azul y el de mortalidad en rojo. La tabla recoge los datos de ambos índices en tantos por mil desde el año 1940 hasta el año 2010. En cuanto a la tendencia es en ambos casos decreciente: la mortalidad parte de un 16,5, alcanzando al final del periodo estudiado un 8,2, mientras que la natalidad parte de un 24,3 al principio, llegando en el 2010 al índice del 10,5. La natalidad decrece de manera notable hasta 1950, año en que asciende hasta el año 60, continuando con cifras muy elevadas hasta 1975; a partir de ese momento, se inicia un enorme descenso hasta 1995, y a partir de ahí podemos observar un leve aumento hasta 2005, bajando ligeramente en los últimos años. En lo que a la mortalidad se refiere, se observa un gran descenso desde 1940 hasta 1955. A partir de dicha fecha, se mantiene más o menos estable, con cambios poco significativos, destacando a partir de 1980 un incremento, aunque no muy relevante hasta el año 2000, para bajar en los últimos años. El periodo comprendido entre 1940 y 1955 se caracteriza por un gran descenso de la natalidad cuyas causas fueron la Guerra Civil y la posguerra, que causaron el exilio de miles de personas y graves dificultades económicas derivadas del bloqueo internacional y de la política autárquica. La política pro natalista de Franco instituyó premios de natalidad y prohibíó los anticonceptivos, aunque no fue suficiente para compensar dicha tendencia. Entre 1960 y 1975 tuvo lugar una recuperación de la natalidad, que algunos autores interpretan como el “babyboom” posbélico retrasado, que se debíó al desarrollo económico que siguió al final del bloqueo internacional y de la autarquía. Desde 1975 disminuyó el tamaño de las familias, cuyas causas fueron la consolidación de un nuevo modo de vida industrial y urbano, que provocó graves problemas de vivienda, lo que redujo el valor económico de los hijos. La mortalidad descendíó de forma acusada y continua durante la transición. Las causas fueron el incremento del nivel de vida (mejora de la dieta y crecimiento del nivel educativo y cultural) y los avances médicos y sanitarios, que redujeron los anteriores riesgos de muerte. El incremento del nivel de vida se produjo por la mejora de la dieta durante la década de los años 60, súperándose la malnutrición y la escasez de la posguerra, además, hubo un crecimiento del nivel educativo y cultural. Los avances médicos más destacados fueron las vacunas y los antibióticos y también la generalización de los nacimientos en clínicas y la seguridad social. Los avances sanitarios consistieron en la mejora de la higiene. Además, la mortalidad infantil decrecíó gracias a los progresos pedíátricos y de la mejora de la alimentación infantil y materna, y luego por el descenso de la mortalidad en los adultos. Como consecuencia, el crecimiento natural durante la transición fue alto, pero desde 1975 se recortó. El régimen demográfico actual desde 1975 hasta nuestros días está determinado por niveles bajos de natalidad y mortalidad. En el descenso de la natalidad podemos distinguir dos momentos: el periodo comprendido entre 1975 y 1995, y otro periodo a partir de éste. En el primero tuvo lugar un brusco descenso de los nacimientos debido a que la situación económica retrasó la edad del matrimonio, ya que la sociedad española experimentó importantes cambios de mentalidad y de valores: disminución de la influencia religiosa, despenalización de los anticonceptivos, legalización del aborto en algunos supuestos, incorporación de la mujer al mundo laboral, los hijos ya no son un seguro de vejez para los padres, y que las parejas prefieren tener menos hijos y atenderlos mejor, y el deseo de los padres de disponer de más consumo y tiempo libre. A partir de 1995, la natalidad ha experimentado una ligera recuperación debido a la inmigración (incremento de las mujeres en edad fértil). En cuanto a la mortalidad, vemos que se mantiene en cifras bajas y a partir de 1982 asciende ligeramente debido al envejecimiento de la población por el aumento de la esperanza de vida; ésta ha aumentado pero presenta diferencias entre los sexos: es mayor para las mujeres porque tienen mayor fortaleza biológica y los hombres tradicionalmente han tenido un estilo de vida diferente (participación en guerras, trabajos más duros y costumbres más nocivas como el tabaco y el alcohol)… Sin embargo en el futuro estas tendencias tienden a reducirse. Las causas de la mortalidad han cambiado: aumentan “las tres C” (cáncer, corazón y carretera), la mortalidad infantil es muy baja y la esperanza de vida ha aumentado gracias a los progresos de la medicina. Por edad, la mayor esperanza de vida se registra en las personas más ancianas, y las menores en el grupo de jóvenes, aunque desde mediados de los 90 la situación ha mejorado por la disminución de los accidentes y del sida (campañas de prevención y mejora de los tratamientos). La esperanza de vida es mayor en las clases adineradas y con un estatus social elevado, al tener mejor acceso a los servicios sanitarios. El crecimiento natural crece ligeramente desde 1995. Actualmente, todas las comunidades autónomas poseen bajas tasas de natalidad, de mortalidad y de crecimiento natural. No obstante existen ciertos contrastes debidos a la diferente estructura por edades: las migraciones afectan principalmente a la población joven y provocan el envejecimiento de las regiones emigratorias y el rejuvenecimiento en las inmigratorias. En España, las migraciones tuvieron lugar entre 19 50 y 1975, desde las regiones agrarias del interior a las urbano-industriales de la periferia y Madrid. Las causas actuales, a partir de la crisis y de la inmigración extranjera aportan ,desde 1995 población joven y elevación de la natalidad. Las comunidades autónomas con mayor dinamismo demográfico cuentan con tasas de natalidad más elevadas, tasas de mortalidad más bajas y crecimiento natural más alto. La estructura demográfica es más joven, causada por un comportamiento tradicional más natalista (Andalucía, Canarias, Murcia, Ceuta y Melilla) o por la inmigración (Madrid, Valencia, Cataluña y Baleares). Las comunidades autónomas en declive demográfico tienen tasas de natalidad más bajas y de crecimiento natural también pero más elevada en la mortalidad. Presentan una estructura demográfica fuertemente envejecida, por haber sufrido una intensa emigración en épocas pasadas (Galicia y las comunidades del interior peninsular), por la crisis industrial del 75 y por contar en la actualidad con menor inmigración extranjera. El grafico de este comentario contrastaría con el de un país subdesarrollado en el que la natalidad es considerablemente alta y la esperanza de vida baja; en cuanto al futuro, la natalidad tendría un leve aumento por la inmigración aunque actualmente se haya paralizado por la crisis ; también la mortalidad subiría ligeramente por el envejecimiento – la natalidad en 2010 estaba en el 10.5 y la mortalidad lo hizo al 8.2 el mismo año, siendo esta misma bajada provocada por el rejuvenecimiento gracias a la inmigración.
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