21 Abr
La Consolidación del Régimen y la Crisis Política
El final del aislamiento del régimen franquista coincidió con una importante crisis política. Los incidentes en la Universidad entre estudiantes antifranquistas y miembros del SEU impulsaron a los falangistas a buscar un aumento de poder. Esto condujo a una remodelación del gobierno en 1957, con cambios significativos en los ministerios económicos, destacando la llegada de los llamados tecnócratas.
El Plan de Estabilización y el Auge Económico
A pesar de los intentos de cambio en la política económica y la recepción de ayudas estadounidenses desde 1951, los presupuestos y la balanza comercial seguían siendo deficitarios. A partir de 1955, se produjeron huelgas y protestas. En respuesta, los tecnócratas aplicaron el “Plan de Estabilización” de 1959, liberalizando la economía, permitiendo la importación de capitales y frenando la inflación, lo que estabilizó los precios y salarios. Se devaluó la peseta y se impulsó una tímida reforma fiscal. Tras unos primeros meses con resultados negativos, a partir de 1961 se empezaron a notar los efectos positivos del plan, iniciándose una etapa de expansión económica basada en el crecimiento del sector industrial y la aparición de nuevos recursos.
Esta expansión industrial se basó en los bajos salarios y en las inversiones extranjeras, lo que llevó a una dependencia de la economía española del exterior. El crecimiento industrial provocó una intensa emigración de mano de obra campesina hacia las grandes ciudades y otros países europeos. La disminución de mano de obra en el campo provocó un alza de salarios en el sector agrícola e impulsó la mecanización de las tareas agrícolas y la demanda de bienes industriales por parte del sector agrario.
La balanza de pagos dejó de ser deficitaria gracias a la entrada masiva de turistas y las aportaciones de los emigrantes para el mantenimiento de sus familiares. La salida de trabajadores españoles contribuyó a reducir el índice de paro.
Los Planes de Desarrollo y el Crecimiento Económico
Se pusieron en marcha “los planes de desarrollo”. El Estado estimulaba la inversión de capital privado en determinados sectores mediante subvenciones, créditos baratos y facilidades fiscales. También invirtió en los “polos de desarrollo” en nuevas ciudades industriales, para promover la instalación de nuevas industrias y generar empleo en zonas deprimidas.
El crecimiento económico entre 1961 y 1973 fue elevado y constante gracias a la expansión de la economía mundial. La crisis de 1973 detuvo bruscamente el crecimiento español, y estos cambios económicos influyeron en la sociedad española.
Transformación Social y Tensiones Políticas
La sociedad española de los años 40 y 50 estuvo marcada por el atraso, la pobreza, la ruralización del país y un retroceso técnico, científico y cultural. Sin embargo, el crecimiento económico de los años 60 transformó el modo de vida y la mentalidad de los españoles. Contribuyeron la apertura al exterior, sobre todo gracias al turismo, y el “baby-boom”, que obligó a multiplicar el número de escuelas e institutos, centrándose en la enseñanza pública. Se modificó el sistema de prestaciones sociales y sanitarias, aunque resultaban insuficientes. Otra novedad fue el acceso de la mujer al trabajo y a las universidades, desafiando la función principal asignada a la mujer durante el franquismo: la maternidad y el cuidado del hogar.
La clase media pudo acceder a los bienes de consumo. La estructura social durante los años 60 presentaba un predominio de la clase obrera, que tendía a especializarse y acceder a la propiedad; una clase media en ascenso y una clase dominante más reducida en número. A finales de la década de los 60, mientras la clase dirigente seguía defendiendo los valores del franquismo, el resto del país evolucionaba a posiciones muy distintas.
Estos cambios económicos y sociales no supusieron una apertura política, pero sí generaron frentes de oposición al control político y la restricción de libertades. La renovación de la Iglesia a través del Concilio Vaticano II agudizó las tensiones. En 1959, un grupo de miembros del PNV fundó ETA, que optó por la lucha armada para lograr la liberación nacional vasca. Inicialmente, las protestas se debían a demandas salariales y laborales, y posteriormente, a la falta de libertades sindicales y políticas. Un centenar de españoles aprobó en Múnich una declaración recomendando la no admisión de España si no se restauraban las libertades (el contubernio de Múnich). Entraron en el gobierno nuevos ministros como Fraga, López Rodó o López Bravo, quienes aprobaron la Ley de Prensa. Un referéndum nacional aprobó la Ley Orgánica del Estado, y en 1969, el príncipe Juan Carlos de Borbón fue nombrado sucesor a título de rey.
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