22 Nov

La Educación por Ciclos: Escuelas Lugar Más Que Escuelas Nodo

Este escrito es producto de una apreciación muy personal, pero también un testimonio de mi corta experiencia como educador. Para entrar en tema, permítanme hacer una semblanza de lo que fue mi educación.

Me educaron como a la mayoría de ustedes, pero si tienen menos de 45 años, digamos que como educaron a sus padres o abuelos: en puestos compartidos, con tablero verde, con tiza blanca (la de colores estaba asignada para asignaturas especiales), almohadilla de trapo y una larga e inquisidora regla de madera sobre el escritorio del profesor. Los libros, en caso de que se pudieran comprar, fueron La Alegría de Leer y La Historia Sagrada. Después vendrían cartillas más coloridas como lo fueron la saga Nacho Lee, Nacho Escribe y otras más. Mi experiencia en el bachillerato no distó mucho de la primaria, excepto porque había que comprar más «útiles», había más responsabilidad y los profesores eran más bravos y sabían más que los anteriores. Eso sí, el gusto por la lectura, en mi caso, me lo dieron aquellos primeros libros. Durante la universidad hubo cambios significativos; ya no daban nota por el cuaderno, había que preparar y presentar exposiciones, participar en mesas redondas, seminarios, cine foros… y abusar de la fotocopiadora cuando el bolsillo no daba para libros. El tablero, ahora blanco, seguía siendo el rey. Disponer de dinero para cargar el «carrusel de diapositivas o filminas» o para copiar en «acetatos» que luego iban al «retroproyector», no era algo a lo que estaba siempre dispuesto el bolsillo, por eso estas ayudas didácticas estaban destinadas a presentaciones especiales. Y entonces llegó el internet. Los profesores osados que intentaron ingresar y llevar de cabestro (en el buen sentido de la palabra) a sus alumnos al mundo de las TIC, la tuvieron difícil y no menos los estudiantes, ya que contar con un computador en casa, con una red rápida o con los pesos para pagar en el «café internet», no eran privilegios de todos. Pero más que estos impedimentos físicos, el principal impedimento fue—¿sigue siendo?—la actitud frente a los cambios que trajo el internet; la nueva manera de acceder a la información y al conocimiento, el abanico de posibilidades que se presentaba en un mundo ahora «globalizado». Ni mis profesores, ni mis compañeros ni yo teníamos lista la mente, o mejor, el «chip», para tan vertiginosos cambios. Pero estos avances nos tomaron ya terminando la universidad y escasamente logramos entre todos acordar y crear un «blog» que ahora más que navegar estará ahogándose en el mar del internet.

Sirva esta corta autobiografía para que ahora, ya no como alumno sino como educador, me permita reflexionar respecto de la educación por ciclos que, en mi opinión, son más escuelas lugar que escuelas nodo. Quien no sepa de qué se trata la educación por ciclos, no es otra cosa que la de hacer en un año lectivo dos cursos de secundaria. Mientras que en esta modalidad de bachillerato el programa de asignaturas debe ser estudiado en menos de seis meses a un ritmo de tres o cuatro horas diarias o de seis horas cada ocho días, una institución o colegio de educación formal lo hace en un año a un ritmo de hasta ocho horas diarias.

Para el que no haya estudiado o trabajado en una de aquellas instituciones de bachillerato por ciclos, pensará, tal vez, que el escaso tiempo es reemplazado por mejores estrategias de enseñanza-aprendizaje, o que los recursos didácticos suplen esa falencia de tiempo de estudio en el instituto, o que los profesores son tan innovadores que aquello del tiempo no importa. Existen por lo menos cuatro factores que desafortunadamente dejan en ascuas a quienes crean que es así.

Factores que Afectan la Educación por Ciclos

  1. Educadores: Si bien las nuevas generaciones de profesores necesariamente fueron educados con y en las TIC, muchos de los de antaño se quedaron con el tablero y el manual de texto. Conozco a algunos que ven en las nuevas tecnologías una «alcahuetería» de juventudes. Poco se interesan por probar nuevas formas y estrategias que faciliten el aprendizaje. Aunado a la incompetencia o analfabetismo tecnológico de algunos profesores, está la falta de incentivos para los educadores por parte de los institutos. Un incentivo es el económico: un educador no quiere desgastarse en una clase de una hora con treinta o cuarenta, por lo general inquietos, estudiantes, para recibir una paga de entre seis mil y siete mil quinientos pesos. Ahora, suponiendo que la vocación prima por encima de lo económico, algunos profesores ponen de su bolsillo fotocopias para sus talleres, prestan a la clase su computador personal con internet también pagado con su dinero, proveen con materiales, llámense papel periódico, pegante, cinta, marcadores, con tal de hacer una clase «diferente», pero, ¿no es todo esto obligación de las instituciones educativas? Los estudiantes no quieren—tampoco sus padres—que se les pida dinero; suficiente tienen con la inversión de la matrícula y la pensión más «otros gastos».
  2. Instituciones Educativas: Un segundo factor está dado por las instituciones educativas o mejor, por la actitud de quienes las lideran. Prima en ellos el acceso del cuerpo administrativo a la red de internet que el del cuerpo educador (educandos-educadores). Se le exige al profesor innovar desde las TIC, pero no hay voluntad ni planeación para dotar las aulas de un monitor y/o televisor amable para la vista de los estudiantes, no hay inversión para que los estudiantes accedan al uso al menos de una tablet para trabajos en equipo. Trabajé en un instituto que ni siquiera tenía una biblioteca básica y nunca vi allí un diccionario. Las instituciones poco o nada invierten en recursos tecnológicos, de ahí que sea difícil hacer que los estudiantes accedan al conocimiento de una manera más agradable para ellos y que aún se siga gastando tablero y leyendo en fotocopias, educación tradicional.
  3. Política de Educación: Un tercer factor es el de la política de educación. Es notoria la falta de vigilancia de los entes encargados de regular y vigilar cómo se está dando la educación. Si aquellos entes estuvieran más prestos a sus funciones, muchos de estos institutos de bachillerato por ciclos difícilmente podrían matricular estudiantes. Empezando por las instalaciones: pequeños salones y sin dotación más que de sillas, pocos baños para la población estudiantil, pocos computadores y destinados solo para la clase de Informática. Además, los profesores van y vienen, pues no hay un contrato laboral serio y algunos prueban en varias plazas a ver en cuál pagan mejor o cuál horario se les acomoda. Pero nada de esto parece importar: lo que importa es graduar a toda costa con tal de alcanzar o mantener las metas e indicadores gubernamentales. Si hubiera mayor vigilancia no solo a estos centros llamados institutos, sino a la educación en general, se le exigiría mayor inversión y se le daría también mayor cobertura, dotación y asesoramiento tecnológico en pro de mejorar y ayudar en el aprendizaje de nuestros jóvenes.
  4. Estudiantes: Un cuarto factor tiene que ver con los estudiantes o educandos. Si en las aulas estamos tratando apenas de implicar a nuestros educadores y educandos en las TIC y hacemos esfuerzos por cambiar la manera en que nuestros jóvenes aprenden, en los hogares de los mismos esta educación casi que ni existe. Compramos tablets, portátiles y celulares a nuestros hijos con advertencias apenas de «cuídelo» y «no se meta en páginas indebidas». Poco se hace por orientarlos para que los usen como herramientas hacia el conocimiento. Los jóvenes (también la mayoría de adultos) ven en las redes sociales, por ejemplo, más un medio para tener contactos y hacer «amigos» o compartir tiempo virtual con ellos que como herramientas de capacitación. Esta costumbre es difícil de cambiar dentro de las aulas de clase, ya que los jóvenes no conciben vivir un minuto desconectados de sus redes de amigos y familia. El material didáctico apoyado en recursos tecnológicos que se lleva a clase como refuerzo para los temas, son, la mayoría de veces, más esperados por los estudiantes como un momento de esparcimiento que de oportunidad de aprender, de ahí que prefieran y pidan la proyección de una película a tener que ver una entrevista o conferencia en línea y en tiempo real.

Seguramente habrá más factores que impidan una mejor y más globalizante educación; yo solo he querido reflexionar en los anteriores cuatro. Sigo pensando que mientras no haya vocación y capacitación por parte de los educadores, que mientras no haya voluntad en las instituciones, incluidas en estas los gobiernos escolares, que mientras no hayan políticas educativas, legislación ni vigilancia, y que mientras en los hogares no demos importancia a la educación y aprovechamiento de la tecnología y apertura al abanico de las TIC, los institutos de enseñanza por ciclos y las demás instituciones educativas en Colombia seguirán siendo escuelas lugar lejos de las escuelas nodo que, a diferencia de las primeras, gracias a la tecnología, utilizan y forman parte de redes del conocimiento, de la investigación, que utilizan la tecnología como medio de aprehensión del conocimiento y de la innovación.

Y ya para terminar, yo, educado en otros ambientes diferentes y menos modernos que este programa del SENA, por ejemplo, y que en mis clases, a falta de recursos, utilizo mi grabadora de CD; que elaboro mis diapositivas en PowerPoint, las cuales estudio junto con mis estudiantes desde mi portátil y que apenas chapaleo en Prezi, véanme aquí incursionando en el aprendizaje a partir de las TIC. Espero que a futuro no tenga que volver al tablero, que mis clases sean lo que los jóvenes quieren: diversión. Por ahora solo espero que mi humilde material visual que preparé desde una herramienta del mundo TIC, pueda ser visto por ustedes. Por algo se empieza.

http://www.classtools.net/widgets/fishbone_4/hhxXy.htm

Deja un comentario