15 Feb
Las Desamortizaciones y la España Rural del Siglo XIX
Industrialización, Comercio y Comunicaciones
Durante el siglo XIX tuvo lugar la sustitución de la economía feudal por la capitalista y de la sociedad estamental por una de clases. Así, la sociedad liberal se basaba en la propiedad, lo cual hizo que se fueran acentuando las diferencias sociales y provocó la toma de conciencia y auge del movimiento obrero.
En lo económico, fueron de gran importancia las desamortizaciones. Estas consistieron en la expropiación por parte del Estado de las tierras eclesiásticas y municipales para su posterior subasta a particulares.
- En 1837 se llevó a cabo la Desamortización de Mendizábal bajo un gobierno progresista con el objetivo de sanear la Hacienda mediante deuda pública, financiar la guerra carlista y convertir a los propietarios al liberalismo, que necesitaba su apoyo. Sin embargo, se criticó esta desamortización por no ser repartidas las tierras entre el campesinado.
- En 1855 se inició la Desamortización de Madoz, incluyendo, además de las tierras eclesiásticas y municipales no vendidas, las de las órdenes militares.
Debido a la mejora política y fiscal, sus objetivos fueron distintos: reducir la deuda pública y financiar la construcción de las infraestructuras para modernizar la economía, principalmente la red de ferrocarriles. Esta desamortización alcanzó un mayor volumen de ventas y tuvo una importancia superior a la anterior, ingresando casi el doble.
Por otro lado, la población rural española creció hasta suponer más del 80% de la población total.
- Los campesinos no se beneficiaron de las desamortizaciones, ya que no pudieron comprar tierras por la falta de recursos y perdieron los usos comunales. Sus condiciones de vida eran precarias por los bajos salarios y la mala alimentación.
- Además, el desempleo en las zonas agrarias intensificó las migraciones exteriores desde mediados del siglo XIX, mediante las cuales 1,4 millones de españoles abandonaron la Península.
- En cuanto al éxodo rural, este se inició a finales del siglo XIX, por la falta de trabajo en el campo y las expectativas de empleo que ofrecían las ciudades. Consecuentemente, crecieron las ciudades, sobre todo, aquellas con mayor desarrollo industrial.
La Industrialización en España
En España se trató de impulsar la revolución industrial para transformar la vieja estructura económica en otra nueva basada en la industria y el comercio; no obstante, esto no se logró completamente hasta entrado el siglo XX.
La industrialización española fue tardía, desequilibrada e incompleta comparada con otros países europeos.
- Algunas de las principales causas del retraso fueron: la abrupta geografía peninsular que dificultaba las comunicaciones, la escasez de materias primas y fuentes de energía, la falta de mano de obra industrial provocada por el lento crecimiento demográfico, la carencia de capitales, el papel del Estado con políticas proteccionistas y de emisión de deuda, y la pérdida de los territorios españoles en América.
- Cataluña fue la única zona donde la industrialización tuvo su origen en capitales autóctonos.
- Los principales sectores industriales fueron la industria textil del algodón, desarrollándose en Barcelona un sector textil del algodón mecanizado, que se benefició de la política proteccionista del Estado; y la industria siderúrgica, destacando por su pujanza la siderurgia vasca, favorecida por la cercanía de las minas de hierro y carbón.
Comercio y Comunicaciones
En cuanto al comercio, durante todo el siglo XIX, la balanza comercial fue negativa, siendo superiores las importaciones (principalmente productos elaborados) a las exportaciones (materias primas y productos agrarios).
Los gobiernos practicaron un proteccionismo con fuertes aranceles a los productos importados para evitar la competencia al cereal castellano, al textil catalán y a la siderurgia vasca.
Simultáneamente a la industrialización se inició el desarrollo del ferrocarril, que contribuyó a consolidar un mercado nacional, integrando áreas económicas, uniendo los centros productores con los consumidores y abaratando el transporte de bienes.
Aunque en 1848 se construyó la primera línea férrea, la que unía Barcelona con Mataró, no se llegó a implantar hasta la aprobación de la Ley de Ferrocarriles (1855).
Sin embargo, durante su implantación se cometieron errores que impidieron aprovechar su potencial:
- La red ferroviaria respondió a un diseño radial, reflejo del centralismo político, que comunicaba de forma óptima la capital con otras regiones, pero dejaba mal conectadas las áreas comerciales e industriales más activas, situadas en la periferia.
- El ancho de vía español era superior al europeo, pues se creía que las máquinas debían ser más potentes para salvar las fuertes pendientes del relieve peninsular, quedando el país mal comunicado con el resto del continente.
- La industria siderúrgica y la de bienes de equipo no se vio beneficiada por el ferrocarril, pues el material fue comprado a empresas extranjeras. Por ello, al contrario que en otros países, el ferrocarril no sirvió de estímulo industrializador.
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