12 Nov
Transformación de la Sociedad Estamental a la Sociedad de Clases
En España, la transición de la sociedad estamental a la sociedad de clases fue un proceso gradual, influenciado por la lenta industrialización, el peso de la gran propiedad agraria y el poder de los grupos privilegiados: la nobleza y el clero.
Durante el siglo XIX, nuevas ideas políticas y económicas impulsaron cambios sociales profundos, culminando con el fin de la sociedad estamental y el establecimiento de la sociedad de clases. Con la configuración del Estado liberal en el siglo XIX, los estamentos desaparecieron en España.
Las Leyes Liberales y sus Implicaciones
Las leyes liberales impusieron:
- Igualdad jurídica.
- Obligación de pago de impuestos para todos los grupos sociales.
- Sujeción a las mismas leyes y tribunales.
- Mismos derechos para todos.
Se estableció una única categoría jurídica: los ciudadanos. Sin embargo, el derecho al sufragio y la participación política estaban limitados por el liberalismo censitario, y las distintas clases sociales se definían en función de la riqueza.
La Nobleza y el Clero
La nobleza perdió privilegios como la exención de impuestos y la jurisdicción en sus tierras. No obstante, mantuvo su influencia social, económica e incluso política, integrándose en la alta burguesía.
El clero, por su parte, perdió poder económico debido a las desamortizaciones, pero conservó su influencia social. Su estilo de vida era similar al de las clases altas. Durante el reinado de Isabel II, formaron parte del Senado, y en la Restauración, aumentó el número de clérigos y órdenes religiosas dedicadas a la enseñanza. Mantuvieron privilegios como no ser recluidos en cárceles comunes y la exención de obligaciones militares.
Burguesía y Proletariado
La burguesía, poseedora de la riqueza urbana, industrial o agraria, se dividía en alta, mediana y pequeña burguesía.
El proletariado, por otro lado, estaba formado por aquellos que solo poseían el salario de su trabajo. Dentro de la clase trabajadora se encontraban pequeños artesanos, el servicio doméstico, empleados de comercio y el nuevo proletariado surgido de la industrialización. Estos grupos, junto con los campesinos pobres y los jornaleros, constituían la clase antagónica a la burguesía.
El conflicto social en esta nueva sociedad industrial se diferenciaba de las formas de rebeldía del Antiguo Régimen, dando lugar a nuevos movimientos sociales (obrerismo, sindicalismo) e ideologías políticas que exigían mejoras salariales y laborales para los más desfavorecidos y denunciaban el capitalismo como un sistema social injusto.
El Sistema Político de la Restauración
Un Nuevo Sistema Político
Cánovas buscaba establecer un nuevo modelo político que superara los problemas del liberalismo anterior, no un regreso a la época de Isabel II. Sus objetivos eran elaborar una constitución que vertebrara un sistema político bipartidista y pacificar el país, poniendo fin a la guerra de Cuba y al conflicto carlista. La primera medida fue convocar elecciones para unas Cortes Constituyentes.
La Constitución de 1876
La Constitución de 1876 reflejaba el liberalismo doctrinario, caracterizado por el sufragio censitario y la soberanía compartida entre las Cortes y el Rey, quien ejercía un poder moderador. Las Cortes eran bicamerales. La Constitución no definía el tipo de sufragio, pero una ley de 1878 estableció el voto censitario. En 1890, se aprobó el sufragio universal masculino. La Constitución también declaraba la confesionalidad católica del Estado y incluía una extensa declaración de derechos.
Bipartidismo y Turno Pacífico
Cánovas introdujo un sistema de gobierno basado en el bipartidismo y la alternancia en el poder de dos grandes partidos dinásticos: el conservador y el liberal. Se aceptaba un turno pacífico, y el ejército quedó subordinado al poder civil.
El Fin de los Conflictos Bélicos
La consecuencia inmediata de la derrota carlista fue la abolición definitiva del régimen foral. En 1878, se estipulo un sistema de conciertos económicos que otorgaba un cierto grado de autonomía fiscal a Provincias Vascas. El final de la guerra carlista permitió acabar más fácilmente con la insurrección cubana. Como resultado de la actuación militar y de la negociación con los insurrectos, en 1878 se firmó la Paz de Zanjón. El retraso o incumplimiento de estas reformas provocaría el inicio de un nuevo conflicto en 1879 y la posterior insurrección de 1895.
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