10 Abr

La Actividad Agrícola en España: Transformación y Producción

La agricultura tradicional se basaba en el policultivo, utilizaba técnicas atrasadas y sistemas de cultivo extensivos que requerían mucha mano de obra. El resultado era un bajo rendimiento y una producción orientada al autoconsumo o a la venta de excedentes en el mercado nacional.

La agricultura actual ha experimentado notables transformaciones en la estructura y la producción.

Transformaciones en la Estructura Agrícola

Las transformaciones en la estructura agrícola pueden resumirse en especialización, tecnificación e intensificación:

  • La agricultura tiende a la especialización en aquellos productos que se dan mejor en cada región.
  • La mecanización se ha incrementado (tractores, cosechadoras, motocultores). En algunos casos se sitúa por encima de las necesidades, dado el tamaño de las explotaciones, porque cada familia prefiere disponer de su propia maquinaria y está poco extendido el cooperativismo agrario.
  • El consumo de pesticidas y fertilizantes también ha crecido, especialmente en los regadíos, mucho más exigentes.
  • Utiliza semillas seleccionadas y cultivos transgénicos o manipulados genéticamente para hacerlos más resistentes a la sequía, a las heladas, a las plagas, etc.
  • Emplea nuevas técnicas, como el acolchado, el enarenado, el invernadero y los cultivos hidropónicos. El acolchado consiste en cubrir el suelo con bandas de plástico. El enarenado es la preparación del terreno con una capa de estiércol y encima otra de arena: la arena filtra la humedad, retenida luego por el estiércol, que la devuelve poco a poco a las plantas y además actúa como abono. Los invernaderos son estructuras fijas cubiertas de plástico, que, al crear un microclima cálido y húmedo, aceleran la maduración de los productos y permiten varias cosechas anuales. El cultivo hidropónico, o sin suelo, sujeta la raíz de las plantas con grava, arena o ceniza, y las alimenta con soluciones de sales inorgánicas. Se usa sobre todo para el cultivo de flores.
  • La agricultura intensiva gana peso respecto a la extensiva.
  • La ampliación del regadío ha sido notable a lo largo del siglo XX, gracias sobre todo a la actuación estatal, doblándose en número de hectáreas regadas.

En unos casos se trata de regadíos intensivos, al aire libre o bajo invernaderos, y se dedican a las frutas y hortalizas. En otros casos son regadíos extensivos, que proporcionan una sola cosecha, del mismo tipo que la de los secanos vecinos pero con un rendimiento mucho mayor, añadiendo también cultivos industriales o forrajeros.

La distribución espacial del regadío es desigual: es escaso en el norte, y tiene su mayor peso en el área de clima mediterráneo. Se localiza en las orillas de los ríos.

El litoral mediterráneo es el área más destacada para el regadío intensivo.

El regadío, sobre todo el intensivo, tiene numerosas ventajas económicas.

No obstante, el regadío también genera problemas, como la utilización de sistemas inadecuados, muy consumidores de agua; la sobreexplotación de los recursos hídricos superficiales y subterráneos; el conflicto de usos con la demanda urbana, industrial y turística de agua.

  • La disminución del barbecho en los secanos ha sido otra importante transformación agrícola. Se trata de una práctica tradicional que consiste en dejar descansar la tierra un tiempo variable, durante el cual hay que romper la costra superficial del terreno para que recoja mejor el agua de lluvia.

El barbecho completo está en retroceso por la generalización del barbecho semillado o medio barbecho, consistente en reducir el período de descanso.

La distribución espacial del barbecho es desigual: es escaso en el norte y en el bajo valle del Guadalquivir.

Transformaciones en la Producción Agrícola

La producción agrícola supone el 61,4% de la producción final agraria y ha experimentado transformaciones en sus distintos componentes.

  • Los cereales ocupan el 34,8% de las tierras cultivadas. Los destinados a la alimentación humana están perdiendo terreno en favor de los usados como pienso para la alimentación del ganado.

El área de cultivo de la mayoría de los cereales son los secanos del interior peninsular, donde alternan con barbecho o con leguminosas, salvo el maíz y el arroz.

  • Las leguminosas se destinan al consumo en verde o en seco. Algunas se utilizan también para la alimentación del ganado.

Su área de cultivo coincide prácticamente con la de los cereales.

Su producción -con la excepción de las lentejas- ha experimentado una fuerte reducción, debido a las dificultades de mecanización.

  • La vid es un cultivo arbustivo de secano que produce uvas destinadas al consumo en fresco, aunque se emplea principalmente para la elaboración de vino.

El área productora principal es Castilla-La Mancha. Además, existen otras de extensión mucho menor, pero con buen mercado (Rioja, Ribera del Duero, Rías Bajas gallegas, Cariñena, Jerez, Montilla).

  • El olivo es un cultivo arbóreo muy resistente a la sequía estival. Una parte de su cosecha se destina a la aceituna de mesa (10%) y el resto a la obtención de aceite en almazaras.

Su área productora se concentra en el sur peninsular.

  • Los productos hortofrutícolas se destinan al consumo en fresco o a la industria de conservas vegetales.

Las áreas productoras se localizan en los regadíos peninsulares e insulares, salvo en el caso del almendro, que es de secano.

  • Las hortalizas se cultivan en los regadíos del litoral mediterráneo y en los ubicados en las proximidades de los centros de consumo urbanos.
  • Los frutales se centran en los regadíos litorales mediterráneos y en los valles regados del interior.
  • La floricultura ha ido ganando importancia en Canarias y en Cataluña.
  • Los cultivos industriales requieren una transformación industrial previa a su consumo. Es el caso del girasol, la remolacha azucarera, el algodón y el tabaco.

Su área productora principal es la mitad meridional de la Península (Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía), salvo la remolacha, que tiene su área básica en Castilla y León (valle del Duero).

La producción, por su relación con la industria, se realiza con gran capitalización; muchas veces son las propias industrias las que proporcionan las semillas, dan instrucciones a los agricultores y supervisan la producción, cuyo precio suele contratarse previamente.

  • El girasol creció, pues permitía reducir el barbecho en la zonas de cereales y recibía fuertes subvenciones de la DE. Las últimas reformas de la PAC han reducido las ayudas hasta equipararlas con las concedidas a los cereales, lo que ha relegado el cultivo a las áreas mejor adaptadas.
  • La remolacha ha sufrido reducción de precios y ayudas comunitarias, y la PAC le ha adjudicado una cuota inferior a su consumo.
  • El algodón y el tabaco tienen su producción sometida a cuota. El algodón quedará con el 65% de la ayuda desligada de la producción. El tabaco, desde 2010, tendrá el 100% de la ayuda desvinculada y su cuantía se reducirá a la mitad.
  • Los cultivos forrajeros se destinan a la alimentación animal (alfalfa, maíz forrajero, veza).

Su área de cultivo se concentra en la mitad septentrional de la Península, por su medio físico más húmedo, y en los regadíos.

La producción y la superficie cultivada han crecido desde 1950, paralelamente a la demanda de productos ganaderos de la sociedad española.

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