26 Dic
La Consolidación del Régimen Franquista: Transformaciones Económicas y Cambios Sociales
De la Autarquía al Desarrollismo
En 1939, España era un país arruinado demográfica y económicamente, y la mayoría de la población padecía hambre. Se inició entonces un régimen de autarquía económica y de intervención del Estado. Esto significó que España se convirtió en un país aislado política y económicamente, un Estado que se basaba en una economía de subsistencia. Se fundó en 1941 el Instituto Nacional de Industria (INI), pero los dirigentes fascistas carecían de objetivos económicos claros. Se inició una recesión económica que aumentó con el alineamiento de España con las potencias del Eje tras el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
Las consecuencias fueron nefastas: cosechas pobres, índices de producción hundidos, al igual que la renta nacional y la renta per cápita. Como consecuencia de ello, el mercado negro y la corrupción (estraperlo) se extendieron y se convirtieron en una práctica generalizada. Ante esta situación, el Régimen tuvo que recurrir al racionamiento.
En 1951, se realizó un giro en la política económica. Se decretó la liberalización parcial de precios, comercio y circulación de mercancías. Finalmente, se terminó con el racionamiento en 1952. Se produce entonces un proceso de crecimiento económico que se vio favorecido por las ayudas estadounidenses (créditos). Sin embargo, continuaba habiendo una fuerte inflación, y a partir de 1955 se produjeron numerosas huelgas y protestas.
En 1957, el gobierno entró en crisis, y Franco aceptó entregar la dirección económica a los ‘’tecnócratas’’ del Opus Dei. En 1959 se aprobó el Decreto-Ley de Nueva Ordenación Económica, un plan de estabilización diseñado por el FMI y el Banco Mundial. Pretendía liberalizar la economía, lo que suponía reducir el gasto público. El gobierno inició una serie de medidas restrictivas: liberalización de precios, devaluación de la moneda. Todo ello produjo la entrada masiva de capitales extranjeros.
A partir de 1961, la economía española empezó un proceso de expansión económica, basado en el crecimiento del sector industrial (gracias a los bajos salarios y la masiva llegada de inversiones extranjeras). El crecimiento de la industria favoreció el éxodo rural de campesinos a las ciudades, tanto españolas como europeas. La balanza de pagos dejó de ser deficitaria.
Comenzaron a llegar turistas extranjeros, hecho que favoreció notablemente a la economía española. En 1963, el Gobierno intentó regular el desarrollo con los llamados Planes de Desarrollo, creando los polos de desarrollo para promocionar la instalación de nuevas industrias, pero estos planes fracasaron.
Los Cambios Sociales
La sociedad española de los años 40 y 50 estuvo marcada por el atraso y la pobreza. Tras la guerra se produjo:
- La ruralización del país.
- El retroceso técnico, científico y cultural.
- El empobrecimiento de las clases obreras.
- La población se vio afectada por el hambre.
Sólo la oligarquía y las élites franquistas se enriquecieron enormemente. Todo ello sucedía en una atmósfera ideológica y social asfixiante, caracterizada por los ritos católicos, los valores patrióticos y tradicionalistas y, por último, los medios de comunicación del régimen (la radio y el NO-DO…). La ideología franquista se transmitía a través de la escuela. El papel de la mujer se degradó, y la Sección Femenina de la Falange se encargó de la formación de mujeres para que se convirtieran en amas de casa.
En la década de los 60, la sociedad española experimentó cambios significativos:
- La emigración masiva de población rural con el fin de encontrar trabajo en las ciudades.
- La emigración al exterior, a ciudades de Europa, también fue un hecho importante y significativo.
A su vez, el crecimiento económico acentuó los desequilibrios en el reparto de la riqueza. Se produjo, acompañado del crecimiento económico, el crecimiento demográfico. Tuvo lugar un ‘’baby boom’’ que obligó a duplicar el número de escuelas e institutos. En 1963, se modificó el sistema de prestaciones sociales y sanitarias, aunque el gasto público en general era escaso y caótico.
El elevado crecimiento urbano hizo que las grandes ciudades se convirtieran en áreas metropolitanas, lo que llevó a la proliferación de numerosos negocios especulativos. La modernización de las ciudades cambió poco a poco el modo de vida y la mentalidad de la población: lento pero continuo crecimiento de la población activa femenina, la difusión y llegada de la luz eléctrica y los electrodomésticos, el ’’veraneo’’… Que llevaron hacia 1970 a que la sociedad española se convirtiera en una sociedad de consumo.
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