04 Feb
La Guerra de Sucesión Española y el Ascenso de los Borbones
GS: La muerte sin descendencia en 1700 de Carlos II “El Hechizado” supuso una disputa internacional entre las dos potencias que se disputaban la hegemonía continental: Francia y el Sacro Imperio de la Casa de Austria. Los dos posibles pretendientes al trono español eran el Archiduque Carlos de Austria, que supondría la continuidad de la casa de Habsburgo en el trono peninsular, y Felipe de Borbón, que suponía un cambio total de dinastía y de política. Carlos II nombró como heredero en su testamento a este último, lo cual provocó un grave problema en el equilibrio de poder entre las potencias europeas, al favorecer la influencia de Francia en Europa. Gran Bretaña, Holanda y Portugal apoyaron a Carlos (Alianza de la Haya), y Francia a Felipe. En España también hubo divisiones: Castilla apoyó a Felipe, a excepción de una parte de la nobleza, temerosa de perder su poder ante los Borbones. En la Corona de Aragón, especialmente en Cataluña, se apoyó a Carlos. El enfrentamiento derivaría en una guerra civil de casi diez años, que se inició con victorias austriacas pero cuyo signo cambió cuando los Borbones redujeron a los Habsburgo a Cataluña. Es entonces cuando el Archiduque Carlos se convirtió en emperador a la muerte de su padre. Esto suponía que el peligro para el equilibrio europeo lo constituía un Austria en el trono español. Por ello se inician las negociaciones de paz. Se firma el Tratado de Utrecht, en el que se reconoce a Felipe como rey de España a cambio de la renuncia a sus derechos a la corona francesa, así como importantes acuerdos comerciales y territoriales a Austria (Milanesado, Nápoles, Cerdeña…) y Gran Bretaña (Menorca y Gibraltar).
Desde ese momento se inicia una nueva política exterior basada en la alianza con Francia y que cristaliza en los “Pactos de Familia”, en los que apoya a Francia en guerras exteriores, se enfrenta a Gran Bretaña buscando la recuperación de Menorca y Gibraltar, y busca el establecimiento de príncipes Borbones en los territorios italianos perdidos.
Centralización y Reformas Administrativas bajo Felipe V
NM: La llegada de Felipe V supuso la introducción en España de un nuevo modelo de gobierno, el absolutismo monárquico, en el cual todos los poderes se concentraban en el rey, que era gobernante, legislador y juez. Para ello se realizaron amplias reformas con el fin de centralizar el estado. Los Consejos fueron sustituidos por secretarios de despacho, que el rey nombraba o destituía libremente.
Felipe V impuso los Decretos de Nueva Planta, que establecieron un nuevo orden territorial: se aplicaron a Valencia, Aragón, Mallorca y Cataluña, y suprimían no solo los fueros y las instituciones de estos reinos, sino que imponían las leyes, las instituciones y los cargos de Castilla. El País Vasco y Navarra conservaron sus fueros y aduanas.
Se estableció una nueva división territorial en provincias, al frente de cada una de las cuales había un capitán general, con el mando de las tropas de dicha demarcación y poderes políticos y administrativos. Apareció también la figura del intendente, de inspiración francesa, encargado de la recaudación de impuestos. La reorganización de la Hacienda era imprescindible, y por ello, aprovechando el derecho de conquista, se intentan nuevos modelos de recaudación en la Corona de Aragón, que incluyen a los privilegiados. Aunque se intentó extender a toda España, en Castilla fue imposible su aplicación. El marqués de la Ensenada intentaría realizar un catastro que, debido a estos problemas, quedaría incompleto.
Política Colonial y Reformas Económicas en América
RB: Para hacer más rentable el comercio con América, el gobierno central quiso incrementar la explotación colonial. Para ello se promueven, con escaso éxito, las Compañías de Comercio, según el modelo inglés y holandés. Durante el reinado de Carlos III se introdujeron importantes reformas: se excluyó de la administración a los criollos y se crearon dos nuevos virreinatos, el del Río de la Plata y el de Nueva Granada. Además, en el terreno económico, se permitió el libre comercio con la península, rompiendo el monopolio que la Casa de Contratación había mantenido hasta el momento, primero con el puerto de Sevilla y más adelante con el de Cádiz.
La expulsión de los jesuitas tuvo como consecuencia en América la anexión por parte de la Corona de las tierras que antes estaban en manos de la Compañía de Jesús. La Corona veía con malos ojos el poder que habían tomado los criollos (descendientes de españoles nacidos en América) ya que se los consideraba como ciudadanos que jerárquicamente estaban por debajo de los españoles peninsulares. Es por esto que las reformas obligan a los criollos a reducir su participación política en los órganos de poder colonial. Esta nueva política engendró protestas en los criollos, apartados de los cargos administrativos, y en los indígenas, que originaron una rebelión duramente reprimida.
El Despotismo Ilustrado de Carlos III y sus Limitaciones
Soc 18: Carlos III lleva a España la experiencia del despotismo ilustrado: utiliza el poder absoluto para llevar a cabo algunas reformas propugnadas por la Ilustración. Sigue la máxima “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Carlos III se enfrenta a la resistencia del pueblo frente a algunas reformas; es el caso del Motín de Esquilache, contra una serie de medidas sobre limpieza urbana, prohibiciones sobre el juego y el uso de las armas, los sombreros de ala ancha y las capas largas.
En la cuestión social, declaró honestas todas las profesiones e inició una reforma educativa que impulsaba la obligatoriedad de los estudios primarios y la fundación de Academias de Ciencias y Letras. En el terreno económico impulsa las manufacturas reales, las reformas agrarias y la creación de Sociedades Económicas de Amigos del País. Sin embargo, estos intentos reformistas fueron muy limitados, sobre todo por la negativa de la nobleza a aceptarlos.
Los ilustrados españoles fueron una minoría culta de nobles, clérigos y burgueses. Se interesan por la reactivación de la economía y proponen una serie de reformas para el crecimiento del país. Otro de sus objetivos prioritarios es la educación, eje del progreso del país: defienden la necesidad de una enseñanza útil y práctica, obligatoria en los primeros niveles y para ambos sexos.
Su afán reformista les haría chocar muchas veces con la Iglesia y gran parte de la nobleza. Pese a los afanes ilustrados, la mayoría del país seguía apegada a los valores tradicionales.
Algunos ilustrados españoles fueron Campomanes, Jovellanos, Floridablanca… También algunos escritores desarrollaron una literatura didáctica y crítica, como Feijoo y Moratín.
Deja un comentario