26 Nov
T13.1 La Transición Democrática
La transición española de la dictadura franquista a un sistema democrático fue un proceso relativamente rápido, realizado mediante el consenso entre las diferentes fuerzas políticas.
1.1. El Desmantelamiento del Franquismo
Cuando el 22 de noviembre de 1975, dos días después de la muerte del general Franco, Juan Carlos I juró su cargo como Rey de España, dejó entrever en su mensaje la voluntad de promover un cambio político. Sin embargo, el gobierno del continuista Carlos Arias Navarro se mostró incapaz de llevar a cabo una reforma verdaderamente democrática. Para presionar a favor de una transformación que comportara la amnistía política y la recuperación de las libertades democráticas, los partidos de la oposición impulsaron movilizaciones populares (huelgas, manifestaciones…). En julio de 1976, el Rey forzó la dimisión de Arias Navarro, y fue nombrado presidente del gobierno Adolfo Suárez, un político aperturista que inició el camino legal para el desmantelamiento del régimen franquista. Suárez buscó un acuerdo con la oposición, que aceptó iniciar un proceso de reforma política pactada, es decir, un compromiso entre todas las fuerzas políticas partidarias de instaurar un régimen democrático en España. A finales de ese mismo año se aprobó la Ley para la Reforma Política, que modificaba la legislación franquista, establecía la soberanía popular y sustituía las Cortes franquistas por un Congreso de Diputados y un Senado elegidos por sufragio universal. La ley fue aprobada en un referéndum por el 94,2% de los votantes. Al año siguiente, se legalizaron los partidos políticos y los sindicatos de la oposición, se suprimió el Movimiento Nacional y la CNS y se concedieron dos indultos para presos por motivos políticos.
1.2. Las Primeras Elecciones Democráticas
Las primeras elecciones libres desde 1936 se realizaron el 15 de junio de 1977. La participación fue elevada (78% del censo) y sus resultados configuraron un sistema de partidos políticos muy semejante al de los países europeos más cercanos. La Unión de Centro Democrático (UCD), el partido liderado por Adolfo Suárez, obtuvo el mayor número de diputados, aunque sin alcanzar la mayoría absoluta. El Partido Socialista Obrero Español (PSOE), encabezado por Felipe González, quedó consolidado como el principal partido de la oposición. A una mayor distancia se situaron el Partido Comunista de España (PCE), liderado por Santiago Carrillo, y Alianza Popular (AP), con Manuel Fraga Iribarne al frente. En el País Vasco y en Cataluña, los partidos nacionalistas (Partido Nacionalista Vasco y Pacte Democràtic per Catalunya) empezaron a configurarse como fuerzas políticas con un amplio apoyo electoral. Al año siguiente, se realizaron elecciones sindicales. Los sindicatos CCOO y UGT se confirmaron como mayoritarios junto con otros de carácter nacionalista, como ELA-STV en el País Vasco.
1.3. La Política del Consenso
Las reformas para construir un Estado democrático coincidieron con una grave crisis económica, motivada por el alza de los precios del petróleo y por el aumento de los costos de la producción industrial española, que la hicieron poco competitiva a nivel mundial. Frente a esta difícil situación, el primer gobierno de Adolfo Suárez (1976-1979) impulsó una política de consenso entre las distintas fuerzas políticas y sindicales. Los principales acuerdos fueron:
- Nombrar una ponencia parlamentaria integrada por todas las fuerzas políticas para redactar una Constitución democrática.
- Estimular la recuperación de la economía mediante medidas económicas, salariales y laborales, acordadas por los partidos, los sindicatos y las organizaciones patronales (Pactos de la Moncloa).
- Proceder a una reforma fiscal progresiva para incrementar los ingresos del Estado y afrontar así los mayores gastos sociales.
- Decretar una amplia amnistía para los presos políticos.
1.4. Los Enemigos de la Democracia
Mientras la mayoría de las fuerzas políticas y sindicales apostaban por el consenso social, algunos sectores optaron por la violencia para obstaculizar la consolidación de la democracia. Por un lado, los nostálgicos del franquismo, conocidos como el «búnker» e integrados por la extrema derecha, promovieron manifestaciones de apoyo al franquismo y formaron grupos violentos (Guerrilleros de Cristo Rey, Triple A…) para desestabilizar el sistema. Por otro lado, el terrorismo de extrema izquierda, vinculado a organizaciones como el FRAP* y el GRAPO*, pero sobre todo a ETA, emprendió una campaña de atentados. Este terrorismo buscaba sus víctimas entre las fuerzas armadas, los cuerpos de seguridad, empresarios, financieros y personalidades vinculadas al franquismo.
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