08 Dic
El Final del Franquismo: Una Época de Crisis y Cambio (1973-1975)
Asesinato de Carrero Blanco y Aperturismo Fallido
El 20 de diciembre de 1973, un atentado de ETA acabó con la vida del almirante Carrero Blanco, quien había sido nombrado presidente del gobierno seis meses antes. Sin duda, era un golpe durísimo al mismo corazón del franquismo, ya que, aparte de Franco, Carrero era el único capaz de mantener unidas a las diferentes familias ideológicas del régimen, por lo que con él desaparecía la última posibilidad de pervivencia del franquismo después de Franco.
El nuevo presidente de Gobierno, Carlos Arias Navarro, en su discurso programático del 12 de febrero de 1974, anunció su voluntad de emprender una cierta liberalización del régimen, con medidas como la regulación del derecho de asociación política. El denominado “espíritu del 12 de febrero” provocó un gran revuelo y la división del propio bloque franquista en dos grupos rivales: los “aperturistas” (partidarios de una tímida reforma desde dentro) y el “búnker” (el sector más inmovilista e intransigente).
Aumento de la Incertidumbre y Oposición
Pero en el verano de 1974 dos acontecimientos aumentaron la incertidumbre del régimen: Franco fue hospitalizado a causa de una flebitis y su estado de salud no permitía augurarle ya una larga vida; y se fraguó el primer intento serio de aglutinar a la oposición antifranquista con la constitución de la Junta Democrática, que integraba a un conjunto de fuerzas de izquierdas (la principal el PCE, pero sin el PSOE, que no quiso adherirse) y a personalidades de la derecha para establecer un sistema democrático en España. Cuando el gobierno de Arias Navarro promulgó la anunciada Ley de Asociaciones Políticas (diciembre de 1974), resultó ser tan restrictiva que quedó de manifiesto la incapacidad de renovación del régimen.
Represión y Protestas
El clima de inestabilidad política y la protesta ciudadana (manifestaciones callejeras, huelgas, declaraciones, etc.) fueron en aumento, con una represión cada vez más desproporcionada. Finalmente, ante la escalada de atentados del Frente Revolucionario Antifascista y Patriota (FRAP) y de la ETA (Euskadi Ta Askatasuna), el régimen quiso hacer una demostración de fuerza promulgando una nueva Ley Antiterrorista (26 de agosto de 1975), en virtud de la cual Franco firmó en septiembre de 1975 (apenas dos meses antes de fallecer) cinco penas de muerte que provocaron la repulsa internacional contra el régimen. Al mismo tiempo que aumentaban las protestas y la inestabilidad política en el interior, se agravaban las dificultades exteriores para el régimen.
Aislamiento Internacional
En abril de 1974 caía la dictadura de Portugal (“Revolución de los claveles”) y poco después (julio de 1974) la dictadura de los coroneles en Grecia, con lo que España era la última dictadura que pervivía en Europa occidental. La firma de las cinco sentencias de muerte en septiembre de 1975 originó numerosas peticiones de clemencia y gestiones de varios jefes de Estado y de gobierno, incluido el papa Pablo VI. Y la ejecución final de las penas, levantó una oleada de protestas internacionales y conflictos diplomáticos, incluso con el Vaticano, que revivieron la amenaza de un nuevo aislamiento internacional del régimen.
La Cuestión del Sáhara
Por último, la cuestión del Sáhara agudizó aún más la crisis de la política exterior española. El gobierno había anunciado su intención de convocar un referéndum entre la población saharaui para que decidiera sobre su futuro político. Sin embargo, el rey Hassan II de Marruecos, aprovechando las difíciles circunstancias que atravesaba España, con Franco muy enfermo desde finales de octubre de 1975, organizó en noviembre la Marcha Verde sobre el Sáhara, con la intención de presionar a España para que le fuera entregada la zona. El gobierno español accedió finalmente a retirarse del territorio mediante el Acuerdo de Madrid (firmado entre España, Marruecos y Mauritania el 14 de noviembre de 1975, una semana antes de la muerte de Franco), que permitía el reparto del Sáhara español entre Marruecos y Mauritania y olvidaba el compromiso de referéndum con el pueblo saharaui.
Crisis Económica
La subida de los precios del petróleo a partir de 1973, unida a otros síntomas de crisis, marcó el final de la etapa de expansión económica que disfrutaba Europa desde los años cincuenta. La economía española también se vio afectada en un doble sentido: la subida del precio del crudo repercutió muy negativamente, debido a la dependencia energética del exterior; y el desarrollo económico iniciado en los años sesenta se interrumpió, pues dependía de la expansión económica internacional y sus inversiones. Por consiguiente, con la crisis internacional la economía española entró en una aguda fase de depresión cuyos signos más evidentes eran el retorno de emigrantes y el aumento del paro.
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