16 Feb
4.- LA POLÍTICA RELIGIOSA
Un aspecto esencial para el fortalecimiento del Estado fue la unidad religiosa, basada naturalmente, en el cristianismo.
Desde 1480 funcionaba en Castilla el Tribunal de la Inquisición. La Inquisición española surgió por iniciativa de los Reyes Católicos, y su fin esencial era la persecución de los falsos conversos. En la Corona de Aragón la introducción de la Inquisición fue más problemática que en Castilla pues se temía que ésta fuese un instrumento al servicio del autoritarismo monárquico. Se convirtió en la única institución que abarcaba a todos los reinos de la monarquía; el Consejo de la Suprema y General Inquisición, integrado en el sistema político de Consejos. Tanto el Inquisidor General (el primero fue Fray Tomás de Torquemada) como los miembros del Consejo eran nombrados por el Rey.
Con el establecimiento de la inquisición se agravó aún más la presión social contra los judíos.
Tras las persecuciones de finales del siglo XIV se produjeron conversiones masivas de las comunidades judías; ahora denominados judeoconversos, conversos o cristianos nuevos. Pero estas conversiones no atenuaron el conflicto que se agravaba continuamente, ahora eran sospechosos los judíos, los conversos, incluso aquellas personas con algún ascendiente judío (pruebas de sangre).
La orden general de expulsión la dieron los Reyes Católicos en 1492 y supuso la marcha de, al menos, cien mil personas de la Península. Las repercusiones económicas y sociales en las ciudades castellanas y aragonesas, donde los judíos constituían una activa minoría con presencia en sectores como el crédito, el comercio, la administración y la medicina se dejaron notar durante muchos años.
Esta medida se enmarcaba en la lógica de gobierno de los Reyes Católicos, los avances centralizadores necesitaban apoyarse en elementos de unión, en factores de cohesión social y se buscó una base religiosa común que los facilitara.
La reforma de la Iglesia. Los Reyes Católicos obtuvieron el denominado Patronato Regio, es decir, el derecho a intervenir en el nombramiento de obispos y arzobispos para imponer a sus propios candidatos. En 1486 obtuvieron ese derecho de presentación de los cargos eclesiásticos en los nuevos territorios incorporados a la Corona (Granada y Canarias) y en 1508 en los del Nuevo Mundo.
Con la conquista de Granada, a los mudéjares que habitaban en la Corona de Aragón (unos 110.000) y en Castilla (unos 25.000) se sumaron unos 200.000 granadinos. De acuerdo con las capitulaciones de Granada, los vencidos conservarían sus bienes, sus señas de identidad, su religión y no se les forzaría su conversión al cristianismo. Pero las presiones de los cristianos, y las campañas de conversión forzosa emprendidas por el Cardenal Cisneros, desencadenaron la sublevación de los mudéjares del Albaicín, las Alpujarras y la Serranía de Ronda. Entre 1499 y 1501 fue reprimida militarmente por Fernando. A continuación, en 1502, los mudéjares convertidos al cristianismo fueron llamados moriscos y cada vez más “arrinconados”.
5.- LA POLÍTICA EXTERIOR
La monarquía hispánica con los Reyes Católicos se convierte en una gran potencia europea y sienta las bases de la hegemonía española en nuestro continente.
La diplomacia, la organización de un ejército permanente bajo el control real y la política matrimonial fueron los instrumentos básicos de la política exterior. Política exterior única, inspirada en los intereses históricos de la Corona de Aragón. Ello significó, ante todo, atención al espacio mediterráneo, particularmente Italia, y amistad con las dinastías cuyos dominios rodeaban a Francia, para limitar la fuerza de ésta.
Por su parte, la atención atlántica, propia de la corona de Castilla, impulsó la conquista de las islas Canarias y el descubrimiento de América.
5.1.- LA OPCIÓN MEDITERRÁNEA
Las guerras de Italia
La presencia de la Corona de Aragón en Italia databa de 1282, cuando los sicilianos pidieron ayuda a Pedro III. Desde Alfonso V, Sicilia y Cerdeña eran territorios de la Corona de Aragón y Nápoles había quedado en manos de un hijo bastardo de Alfonso V, primo de Fernando. En 1494 Carlos VIII de Francia invadió Italia para hacer valer los derechos de los Anjou en Nápoles. Al cabo de nueve años, la acción diplomática de Fernando, que contó con al apoyo del Papa, el emperador Maximiliano y Venecia; junto con las magníficas dotes de Gonzalo Fernández de Córdoba (el Gran Capitán) eliminaron a los franceses, el reino de Nápoles pasó a la Corona de Aragón.
El norte de África
El interés por el norte de África respondía a varias tradiciones, la idea de Cruzada, arrebatar a los musulmanes Jerusalén; y geopolíticas. Los portugueses habían conquistado Ceuta y el duque de Median Sidonia ocupó Melilla. Después de la conquista de Nápoles los españoles ocuparon Orán en 1509. Era una herencia de la tradición aragonesa, aunque con el esfuerzo militar y financiero de Castilla, coordinado por el cardenal Cisneros. Su guarnición, atacada a los pocos años desde Argel por los hermanos Barbarroja, se mantuvo durante dos siglos en manos españolas.
5.2.- LA OPCIÓN ATLANTICA
La opción atlántica de Castilla se dibujó en los siglos XIII al XV. Su mayor éxito había sido el reconocimiento de su soberanía sobre las islas Canarias a principios del siglo XV. Después, el interés de los señores andaluces y la actividad de los marinos se unieron para sacar provecho a acciones que compaginaban la pesca, el comercio y la piratería.
Todo ello inquietó a Portugal, que consideraba la costa occidental de África como espacio natural de expansión. La guerra civil castellana dio nuevas alas a las expediciones de los nobles andaluces, que llegaron hasta el golfo de Guinea. El acuerdo (Tratado de Alcaçovas) que puso fin a la contienda y la voluntad de los Reyes Católicos de asegurar la amistad con Portugal supusieron la renuncia de Castilla a toda expansión por el África occidental y sus mares, con la excepción de las islas Canarias.
Hasta el reinado de los Reyes Católicos, la conquista y colonización de las islas menores había sido obra de iniciativa particulares, pero Isabel y Fernando organizaron la empresa sobre bases diferentes: confirmaron los señoríos particulares, bajo la soberanía real, de las islas menores; ordenaron la conquista de las islas de La Palma, Gran Canaria, Tenerife. Los emigrantes a las islas fueron andaluces además de los mercaderes genoveses.
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