04 Nov
Valle inclán; EL ESPERPENTO:
Este género va unido a la representación, es un hecho social que debe contar con la aprobación de un público que consume este tipo de espectáculo. Los autores teatrales deben comprometerse con su presente y optar, en ocasiones como en el caso de Valle-Inclán, por un camino de renovación que supone que sus obras no se representen Desde el siglo XIX triunfa un teatro comercial del gusto de la burguesía que es su principal público y busca la diversión, pues, además de una carga moralizante, tiene como finalidad entretener.
En 1901 el estreno de Electra de Galdós convocó protestas en los jóvenes autores que gritaron en contra de la iglesia provocando la caída del gobierno. (unos triunfar y otros renovar)
El teatro que triunfa será el que continúe los géneros más populares de la segunda mitad del siglo XIX. La alta comedia, el drama rural y el sainete son los géneros dramáticos que perviven de la época del Realismo. Los dos primeros, serán renovados por Jacinto Benavente, que los dotó de finura psicológica y aliento poético y transformó el diálogo hacia un tono más ligero cercano al de los miembros de la sociedad. Además, el teatro cósmico siguió la formula del genero chico, en el que destaca la Zarzuela, teatro musical contado por personajes populares, y el del Teatro por horas, piezas cómicas y breves de un solo acto. El teatro que intentará renovar será el teatro poético y simbólico, que está en la línea de renovación del Modernismo y protagonizado por dos generaciones de dramaturgos; y un teatro marginal que vive más en el libro que en la escena (Unamuno, Valle-Inclán, Azorín).
La comedia burguesa, de la mano
de Jacinto Benavente, un escritor madrileño, se interesa en sus inicios por la
sátira de costumbres burguesas, pero más tarde impone la moralización en
defensa de la tesis, adaptándose cada vez más al público burgués (sociedad
española)
Criticando la frivolidad egoísmo, materialismo, cinismo y
superficialidad, y creando personajes de grandeza moral. Se caracteriza por
diálogos con ritmo y vivacidad y sencillos argumentos. A partir de Los
Intereses Creados (1907), una de las obras más importantes, sigue siempre el mismo
esquema.
En cuanto al teatro cósmico, los sainetes en el género chico son obras breves y cómicas y; el teatro por horas, tuvo lugar durante una crisis económica y consiste en la breve representación teatral en tres escenarios con final risueño y no problemático en el cual predominan triángulos amorosos, personajes planos y lenguaje pintoresco. En él destacan los hermanos Álvarez Quintero con su renovación del lenguaje en su teatro realista de sainetes, de argumentos simples y final feliz. Por otro lado, Carlos Arniches, se inicia en el género chico con el sainete de la Zarzuela y el entremés pero, cuando este género entra en crisis, inicia una nueva etapa con la tragicomedia grotesca, que amplia sus temas con actitud crítica moral a la burguesía y los males de la sociedad española. Sus obras poseen fuerza expresiva con fines humorísticos como en El Santo de la Isidra 1898, La Señorita de Trévelez 1916 y Que viene mi marido 1918.
Pedro Muñoz Seca dio lugar a El Astracán, un teatro de escasa calidad literaria que busca la carcajada del público. Escribirá más de 300 obras como Los extremeños se tocan o La venganza de don Mendo.
Como reacción contra el realismo decimonónico, surgió el llamado Teatro Poético en verso, en conexión con la nueva estética modernista, deforma la realidad reproduciendo un pasado heroico, sin intención crítica y adaptándose al público. Podemos destacar a Eduardo Marquina, que escribió dramas históricos, rurales y comedia realista, como Las hijas del Cid y El rey trovador. También Francisco Villaespesa que escribió La leona de Castilla. Los hermanos Machado no tuvieron mucho éxito. Jacinto Grau, dramaturgo que pretendía encontrar nuevos cauces expresivos en la escena española, aunque triunfase más en el extranjero. Empezó con un teatro trágico que buscaba la inspiración en motivos clásicos como en El hijo pródigo o El señor de Pigmalión, un tema mítico que despertó grandes interés.
Ramón del Valle Inclán fue un modernista elegante y nostálgico que evolucionó a una literatura crítica, basada en la distorsión de la realidad y en la novedad de su estética. Se declaró antiburgués por estética, que mas adelante tomó posiciones revolucionarias. Comenzó en la estética modernista con las Sonatas, una obra de composición musical con personajes elegantes, aventureros y cínicos en un ambiente de misterio y utilizando un lenguaje y estilo cuidado.
Su obra dramática en el teatro comienza en 1899 con Cenizas y termina en 1927 con el esperpento La hija del capitán. Evoluciona gracias a la renovación formal y estética que desembocan en la creación del Esperpento.
Durante su primera etapa del ciclo modernista se orienta hacia la decadencia del mismo, que se caracteriza por sus temas de adulterio visto desde el lado opuesto al tradicional, con la técnica decadentista y la moral antiburguesa. Benavente le ayuda para que pueda ser representado pero no tienen éxito y toma otras direcciones para la renovación del drama.
El ciclo mítico, comienza con las Comedias Bárbaras como Romance de Lobos y Cara de Plata, que tienen como protagonista a don Juan Manuel de Montenegro. En ellos, la existencia humana se recoge por fuerzas irracionales que actúan en libertad con personajes violentos, extraños o tarados en un mundo heroico.
El ciclo de la farsa lo constituyen dramas de 1909 a 1920. Es el primero en presentar producciones para el teatro de niños de Jacinto Benavente. La novedad de este teatro es la mezcla de dos corrientes teatrales: la comedia dell’arte con sus personajes de guiñol y la tradición española del entremés clásico; supondrá una despedida del modernismo. En este ciclo trata de eliminar los mitos literarios e ideológicos y mirar con lucidez la realidad española.
Finalmente, el ciclo del Esperpento compuesto por Luces de Bohemia (1920-24) y Los Cuernos de Don Friolera (1921), es un género literario creado por Valle Inclán en el que se deforma la realidad recargando sus rasgos grotescos y su lenguaje coloquial. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada.
En los rasgos del Esperpento, observamos que se sitúa en la tradición de lo grotesco del arte español, incluyendo también la parodia. Es un nuevo planteamiento de tragedia, según lo requiere el tiempo histórico que le ha tocado vivir, su estética matemática perfecta es como un espejo cóncavo que corresponde a la realidad española. El artista se enfrenta a su obra con distanciamiento y criticando a esa realidad. La evolución estética de Valle Inclán es simultánea a su trayectoria ideológica, su obra se fue volviendo cada vez más crítica buscando la estética adecuada para plasmar la realidad del momento histórico en el que vivió.
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