26 Dic
Variedades Socioculturales y Situacionales de la Lengua: Niveles y Registros Idiomáticos
3.1. Variedades Socioculturales de la Lengua o Niveles: Clases y Principales Rasgos
Cuando hablamos de dialectos sociales, nos referimos a las variedades de lengua relacionadas con la distribución y estratificación social de los hablantes.
Todo grupo de hablantes situado geográficamente lo está también socialmente por las relaciones que mantiene con el resto de la comunidad. Un ejemplo es el idiolecto de cada individuo, concepto que tiene el hablante del código que utiliza a diario, producto de su procedencia geográfica y de sus condicionamientos sociales.
La diversificación de los sociolectos de la lengua viene determinada por factores sociales y culturales. Los más relevantes son:
- El hábitat o entorno:
- El lenguaje rural es más relajado en la entonación, menos cuidado en la pronunciación y más conservador en el léxico. Se caracteriza por su resistencia al cambio.
- El lenguaje urbano es más renovador porque está influido por las modas lingüísticas que evolucionan periódicamente.
- La edad: Este factor mostrará la capacidad de adaptación a los cambios lingüísticos según el estrato cronológico del hablante. Los jóvenes suelen ser más receptivos a los cambios y los mayores más conservadores.
- El sexo: Las posibles diferencias entre la forma de hablar de hombres y mujeres están marcadas por la sociedad. En la actualidad, esa diferencia no es tan marcada.
- La profesión: Las diversas profesiones contribuyen a diferenciar el uso de la lengua en el nivel léxico-semántico fundamentalmente.
- El nivel sociocultural: Es el factor que más contribuye a un uso distinto de la lengua. Claro está que la relación cultura/clase social no es matemática, pero las posibilidades de formación del individuo se ven a veces limitadas por su situación socioeconómica.
Niveles de Uso Lingüístico
Es muy complejo establecer una división de las hablas sociales. Podemos distinguir tres niveles:
- Nivel Culto (código elaborado): Es el de quienes utilizan la lengua con todas sus posibilidades, cuidando todos sus planos. Sus rasgos son:
- Fonológico: dominio de la entonación, no se admiten relajaciones fonéticas, no se abusa de frases interjectivas…
- Morfosintáctico: se utilizan las construcciones sintácticas adecuadas, riqueza en el uso de tiempos verbales, nexos adecuados, se respetan las concordancias…
- Léxico: el vocabulario es rico, variado y se adapta a las necesidades, se emplean tecnicismos, términos abstractos, voces cultas…
Este nivel funciona como ideal de lengua. Es el nivel más preciso.
- Nivel Medio: Se trata de un nivel estándar, que adopta las exigencias normativas del idioma, aunque es menos rígido que el nivel culto. De hecho, encontramos rasgos cultos, coloquiales e incluso errores lingüísticos de los que el hablante medio no suele ser consciente: uso incorrecto de preposiciones («Hay asuntos a tratar»), discordancias («De esta agua no beberé»), empleo incorrecto del infinitivo («Callaros») y de los comparativos («Es más mayor que yo»).
Su uso más frecuente se da en los medios de comunicación. - Nivel Vulgar: Es el uso menos cuidado de la lengua. Se considera que un hablante está en este nivel cuando no es capaz de cambiar de registro y adecuar su mensaje a otros niveles. El hablante descuida la lengua por falta de instrucción. El rasgo peculiar de este nivel es la alteración de las normas de la lengua, utilizando vulgarismos. Rasgos más característicos:
- Fónicos: relajación de consonantes intervocálicas y finales (sentao, comío, verdá,…), cambian el orden de los fonemas (Grabiel por Gabriel), cambio de b en g y viceversa (güeno, abuja), desarrollo de una g antes del diptongo ue (güevo, güeso).
- Morfosintácticos: desorden en el uso de pronombres (me se cayó por se me cayó), utilización incorrecta de los pronombres (la pegué, la dije,…), sustitución de unos verbos por otros (no coge por no cabe), empleo de doble comparativo (más mayor).
- Léxicos: formas verbales arcaizantes (truje, semos), vocabulario muy reducido, no se emplean sinónimos, se emplean muletillas y términos erróneos.
Las Jergas: Existen formas marginales de la lengua común. Estos lenguajes especiales se caracterizan por emplear un léxico específico y corresponden a determinados grupos sociales. Sus usuarios solo los emplean para comunicarse con miembros de su grupo (estar al loro, enrollarse, movida, rematar la faena,…)
3.2. Variedades Situacionales de la Lengua o Registros Idiomáticos: Clases y Principales Rasgos
Están condicionadas por la situación comunicativa y el propósito de la comunicación. El hablante puede y debe saber escoger el nivel de habla que convenga en cada momento. Se denomina registro al conjunto de características que resultan de la adaptación del uso de la lengua por parte de un hablante a una situación comunicativa. El uso individual que el hablante hace de su lengua puede tomar un registro u otro, según las circunstancias en que se produzca la comunicación.
Estas variedades diafásicas vienen determinadas por una serie de factores:
- El medio de expresión utilizado, según el cual es distinta la lengua hablada de la escrita.
- El tema sobre el que versa la comunicación; es diferente la exposición de un comentario político que las noticias deportivas.
- La atmósfera en la que se produce la comunicación y el tipo de relación entre emisor y receptor.
Variedades Relacionadas con el Canal de Comunicación
La lengua oral permite una comunicación más espontánea. La lengua escrita es más cuidada porque permite pensar mejor y elegir las palabras adecuadas con mayor corrección.
Variedades Relacionadas con el Nivel de Lengua
El lenguaje formal y el informal también son dos clases de registro. El registro formal se caracteriza por un uso de expresión y de vocabulario muy correcto, pensado para comunicaciones oficiales, trabajo, administración, etc. En estas situaciones priman la eficacia sobre la emotividad y la distancia entre los interlocutores. Aparece un lenguaje más o menos culto, sin incorrecciones y con tecnicismos. En cambio, el registro informal es parecido a la expresión coloquial. Más propio del lenguaje oral. Se permiten algunas incorrecciones y utiliza un vocabulario y expresiones coloquiales.
Expresión o Registro Coloquial
En ocasiones se confunden lengua popular y expresión coloquial; responden a dos criterios diferentes: la lengua popular pertenece a una variedad según el nivel sociocultural del hablante, mientras que la expresión coloquial alude a una situación comunicativa concreta.
La expresión coloquial es propia de la comunicación entre amigos o familia; es un habla espontánea y algo descuidada.
Las principales características de esta variedad coloquial pueden ser identificadas con los rasgos de lenguaje popular. Podemos destacar:
- Fónicos: relajación de consonantes, intervocálicas o finales, entonación marcada por la expresividad, uso de interjecciones y frases interjectivas (¡Anda!).
- Morfosintácticos: oraciones cortas, simples o coordinadas, yuxtaposición; empleo reducido de nexos, abundancia de diminutivos, aumentativos y despectivos (pequeñín, grandote, mujerona…).
- Léxicos: escaso empleo de sinónimos, repeticiones innecesarias, construcciones plásticas (sube arriba), uso muy limitado de adverbios y adjetivos, abundancia de expresiones de tipo afectivo, comparaciones y metáforas exageradas (estoy hecho polvo), empleo de refranes y frases hechas (haz lo que quieras, pero quien mal anda…), empleo de muletillas (es que, o sea,…).
- Rasgos propios de las funciones apelativa y emotiva de la lengua: afirmaciones, negaciones y mandatos (¡Porque te lo mando yo!), apelaciones al interlocutor para pedirle que muestre su acuerdo (¿Te das cuenta?).
Un refrán es un enunciado independiente que expresa un pensamiento de carácter moral o didáctico. Son muy útiles para expresarse cuando no se tienen recursos suficientes.
La Novela Española en los Años Cincuenta: El Realismo Social
8.2. La Novela de los Años Cincuenta: Novela del Realismo Social (Camilo José Cela, Rafael Sánchez Ferlosio…)
«Hacia 1951 la literatura española dio un giro y empezó la senda del realismo objetivo», dirá Cela. Los años cincuenta suponen el renacer de la novela española: aparece una nueva generación de escritores que, junto a la generación de posguerra (generación del 36), desarrollarán una narrativa comprometida, la novela social.
Esta novela social y neorrealista refleja la realidad española y sirve de denuncia de las injusticias sociales.
Características
El tratamiento formal se caracteriza por las siguientes técnicas narrativas:
- El objetivismo: el narrador se limita a dar cuenta de los hechos, sin emitir juicios de valor; actúa como una cámara cinematográfica. Existe un deseo de transformación social, que se deja entrever: es el lector quien extrae conclusiones. Aun así, la objetividad no puede ser total. Predomina el diálogo (El Jarama, Rafael Sánchez Ferlosio).
- Suele haber un protagonista colectivo: no interesa un personaje en particular.
- Desarrollo breve de la acción (a menudo, pequeñas acciones sin importancia, como un mosaico) y reducidos espacios (como Madrid, Barcelona…).
- Concentración temporal: En muchos casos la acción transcurre en poco tiempo: unas horas en El Jarama, poco más de dos días en La Colmena…
- Lenguaje sencillo. Cierto a medias: hay obras con pasajes profundamente líricos. Incluso la tremenda sencillez requiere un trabajo cuidadoso.
- Preocupación por acercarse a la realidad para reflejarla fielmente. Con esa intención, la técnica cinematográfica.
Temas
- El mundo de lo cotidiano: Los Bravos, de Jesús Fernández Santos.
- La soledad y la incomunicación del individuo: Entre visillos, de Carmen Martín Gaite.
- La visión crítica del pensamiento y la cultura de la época. Sobresale El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio.
Tendencias del Realismo Social
Es habitual distinguir dos tendencias dentro del realismo social de los cincuenta, si bien no se puede establecer una división tajante entre ambas:
- La novela social objetivista tiene como modelo la narrativa conductista americana y como referente el Nouveau Roman francés del que toman el objetivismo en las descripciones, la narración en tiempos simultáneos, desaparición del narrador, técnica cinematográfica, diálogo, protagonista colectivo.
- El realismo crítico comparte estos rasgos. Diferencias: una intencionalidad de crítica más explícita: sus personajes suelen ser tipos que encarnan los valores propios del grupo al que representan (obreros explotados o burgueses).
3. Autores y Obras
- Camilo José Cela toma de nuevo la delantera con La colmena, germen de una actitud crítica que luego desarrollarán muchos novelistas. Prohibida por la censura, se trata de una novela de protagonista colectivo, cuya unidad proviene del ambiente de miseria en que viven los personajes. Es ejemplo de relato objetivista, pues el autor se limita a presentar desde fuera lo que sucede, el tiempo queda reducido a tres días, y el espacio limitado a una zona de Madrid, que simboliza a toda España. El espacio se circunscribe a Madrid y al café de doña Rosa, punto de encuentro de muchos de los personajes de la novela. El café representa la sociedad española del momento. Se estructura en seis capítulos y un final. Los capítulos, que se dividen en secuencias simultáneas, narran múltiples historias que describen una problemática colectiva.
- Juan Goytisolo se considera el autor más importante. Representante del realismo crítico, Juegos de manos.
- La novela que recibió el Premio Nadal en el 55 y que tuvo gran repercusión es El Jarama, de Rafael Sánchez Ferlosio.
El Jarama presenta un argumento sencillo: un grupo de jóvenes va a pasar un domingo de verano a las orillas del río Jarama. A lo largo del día entablan conversaciones triviales que ponen de manifiesto el carácter anodino de su existencia, hasta que, al final de la novela, se produce un acontecimiento trágico: la muerte de Luci, una de las jóvenes del grupo.
En esta novela se manifiestan las características de la novela social objetivista:
- Presencia de un narrador objetivo, como si se tratara de una cámara cinematográfica.
- Concentración espacial y temporal. La acción transcurre en un tiempo y un espacio limitados.
- Acción escasa e irrelevante: el único suceso que rompe la vida de los personajes es la muerte de Luci al final.
- Ausencia de protagonistas individuales.
- Predominio del diálogo, fundamental de la novela.
El Teatro Español en los Años Cuarenta: Comedia Burguesa y Teatro Cómico
9.1 El Teatro de los Años Cuarenta: La Comedia Burguesa, el Teatro Cómico (Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura)
La ruptura experimentada por el teatro español de posguerra con el anterior a la contienda civil fue solo parcial o relativa. Junto con la comedia de Benavente, perviven en la escena española los géneros tradicionales, como el melodrama, la comedia humorística y de costumbres y la zarzuela, caracterizados por la escasa ambición literaria en los textos, la búsqueda de la risa fácil y la evasión de la realidad.
La Renovación del Teatro de la Mano de Jardiel Poncela y Miguel Mihura
La Comedia Burguesa, al Estilo de Jacinto Benavente
Se caracteriza por desarrollarse en espacios lujosos, con personajes pertenecientes a la burguesía o clase media y conflictos personales relacionados con el adulterio o la soltería. La resolución de tales conflictos desemboca siempre en un final feliz. El mérito de este teatro reside en el cuidado de la forma y el lenguaje.
Los seguidores de Benavente vieron representadas sus obras en la dictadura y gozaron del favor de empresarios y público. Los más destacados son, además del propio Benavente:
- José María Pemán: Cultivó con éxito de público diversos géneros. Teatro histórico (Cuando las Cortes de Cádiz), teatro de tesis (Callados como muertos) y comedias costumbristas (Los tres etcéteras de don Simón).
- Joaquín Calvo Sotelo: Su extensa producción teatral comprende obras que abarcan dos géneros distintos: la comedia humorística de evasión y el teatro serio. En el primero se incluyen La visita que no llamó al timbre. En el teatro serio destacan obras como La muralla.
- Juan Ignacio Luca de Tena: Destacan ¿Dónde vas Alfonso XII?, ¿Dónde vas triste de ti?, Don José, Pepe y Pepito, etc.
- José López Rubio: Destacan Celos del aire, La otra orilla, etc.
- Víctor Ruiz Iriarte: Por ejemplo, La vida privada de mamá, El puente de los suicidas, etc.
- Edgar Neville: Destacada El baile.
El Teatro de Humor
Constituye una de las manifestaciones más interesantes de la época por su carácter innovador. Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura son los dramaturgos más importantes de esta tendencia teatral.
Enrique Jardiel Poncela
Creó un humor inverosímil, emparentado con el surrealismo. Reivindica un teatro inverosímil, absurdo y fantástico, opuesto al realista y burgués, que supone un nuevo concepto de la comicidad y la risa. Sus comedias se centran en asuntos amorosos, pero nunca caen en lo sentimental. La incoherencia de la trama, plagada de acciones inexplicables y sorpresas, caracteriza estas obras. De un humor inteligente e irónico. A sus obras, no siempre comprendidas por el público y la crítica, se les achaca falta de profundidad y exceso de enredo, pero su teatro ocupa un lugar destacado en nuestra escena.
Destacan Usted tiene ojos de mujer fatal, Eloísa está debajo de un almendro, Los ladrones somos gente honrada, Tú y yo somos tres, Como mejor están las rubias es con patatas, Los habitantes de la casa deshabitada.
Miguel Mihura
Es, con Jardiel Poncela, el otro gran renovador de la comedia española del siglo XX. Ambos impulsaron una nueva estética teatral que, basada en la inverosimilitud y el rechazo del realismo, anticipó lo que se denomina teatro del absurdo.
Mihura practica un humor suavizado con ternura y sentimentalismo, aunque mantiene lo ilógico como fuente de comicidad. Parodia y caricaturiza lo que pasa por normal, las costumbres y formalismos que ahogan la vida. Las normas que rigen la vida cotidiana, las cuales generan frustración e impiden la felicidad.
Algunos caracteres de su teatro son: el ingenio y la imaginación, un humor dramático, la ternura y un lenguaje inteligente.
Su obra más relevante es Tres sombreros de copa.
Enfrenta un mundo burgués a otro más rebelde y bohemio. Vence el primero y fracasa el amor.
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