22 Abr
TEMA1. VIDA, AMOR Y MUERTE EN LA POESÍA DE MIGUEL HERNÁNDEZ
Miguel Hernández realiza en su poesía una codificación literaria
simbólica de un sentimiento real, su amor por Josefina Manresa, novia y esposa;
y por María Cegarra, poetisa y amiga. Esta conjunción perfecta entre literatura
y vida se apoya, sobre un tópico de gran tradición, y de gran poder expresivo:
el amor cortés, el amor entendido como vasallaje, como sumisión total y
absoluta al imperio de la amada; el platonismo. La amada inalcanzable,
intocable, es la novia casta antes del matrimonio –“te me mueres de casta y
de sencilla”-. Hernández asume la voluntad de Josefina como el mandato
de su amada-diosa. De aquí el erotismo desinhibido fusionado con la presencia
de ecos religiosos (barro, arcángeles, polvo, vientre).
Por otro lado, algunos poemas de El rayo que no cesaestán dedicados a María Cegarra. Venera a una María que sólo le corresponde con su amistad y, al percibir el interés amoroso del poeta, con la indiferencia.
El amor en MH pasa por distintos momentos a lo largo de su obra. En El
rayo que no cesa, donde las heridas hernandinas (“La de la vida, la dl
amor, la de la mue”) comienzan a sentirse vemos cómo el amor es para MH un
rayo, un cuchillo, un limón, una estalactita…, una fuerza irresistible de la
que no puede librarse –“no cesará este rayo que me habita”-, fuerza que
le causa un enorme dolor con el que tiene que convivir a cada momento. Está
presente la idea de que la vida es muerte x amor. De ese modo, no hay cántico
posible para la plenitud feliz y gozosa del encuentro amoroso entre los amantes.
Tb podemos ver en la elegía a Ramón Sijé q la vida xra MH ya se nos revele
atravesada x el sentmien, el dolor de la muerte como experien, pero sobre todo
como idea (“Un carnívoro cuchillo”, “Me llamo barro aunque Miguel me
llame”. El amor vuelve a ser tema
central en Cancionero y romancero de ausencias, pero en este
momento es un amor consumado, carnal, tierno, familiar, relacionado con la
guerra y con la muerte, con la destrucción: “Besarse, mujer”, “Llegó tan hondo
el beso”. Pero es un amor añorante, en la distancia de la guerra y la prisión: “Ausencia
en todo veo”. Amor que se dirige ahora, además de a la esposa, al hijo:
“Nanas de la cebolla”…
En cuanto a la presencia de la vida y la muerte, comenzamos observado que
en Perito en lunas están ausentes. No hay vitalismo, sino
esteticismo; no hay muerte, sino pura forma. La vida y la muerte se reducen, en Perito
en lunas a lo que puedan dar de sí como generadores de belleza
plástica y lingüística. “Toro”, “Palmera”, “Gota de agua”, “Horno y luna”,
“Noria” son elementos naturales o culturales transformados en imágenes
estéticas de simbolismo leve.
El toro no es aún destino trágico, sino la muerte como acto de gloriosa belleza en toros y toreros; y la noria no supone condena para nadie más que para sí misma.
El amor, como hemos visto, es en MH además de una convención literaria
heredada, la expresión de una pasión interior no exenta de angustia y dolor,
incluso con un presentimiento de muerte.
La paradoja se completa cuando observamos que en obras más tardías, sin ir
más lejos, la última, Cancionero y romancero de ausencias, la
que concibió en sus últimos momentos –pensando que sobreviviría a la
enfermedad-, la muerte, ahora tan cercana, tan vivida por la experiencia de la
guerra se ha convertido en una presencia casi imperceptible, que está a punto
de devorarlo todo pero se oculta detrás de un velo sutil, el velo de la
cotidianidad, de la convivencia natural. El Cancionero es
el gran libro escrito desde la ausencia y la añoranza de los seres queridos y
dedicado a la vida soñada; es un libro idealista donde el sueño de felicidad se
ve amenazado constantemente por una -sólo en apariencia- vaga idea de la
muerte. Consigue MH un gran equilibrio en la expresión del deseo de vivir y la
amenaza de esa vieja conocida: la parca. Recordemos a este respecto textos como
“El cementerio está cerca”, el final del “Vals de los
enamorados”, “El sol, la rosa y el niño
”, “Besarse mujer” . En Viento del pueblo, la
vida y la muerte se han convertido en dos cuestiones que mantienen un perfecto
equilibrio y que a su vez aparecen estrechamente relacionadas con el deber impuesto
por las circunstancias. Vivir y morir por las gentes de España, por la
justicia, por la revolución. Vivir para cantar, ser eco de las injusticias que
se cometen contra el pueblo. Morir como consecuencia de ello si es necesario.
La vida es una ofrenda, así como la propia muerte. En “Sentado sobre los
muertos”, leemos, entre otros esclarecedores versos, los siguientes: “aquí
estoy para vivir/ mientras el alma me suene/ y aquí estoy para morir,/ cuando
la hora me llegue,/ en los veneros del pueblo/ desde ahora y desde siempre/
varios tragos es la vida/ un solo trago es la muerte”. En “Vientos del
pueblo me llevan”, éstos: “Si me muero, que me muera/ con la
cabeza muy alta…”. Pero MH practica la poesía revolucionaria, y la
misma idea que practica consigo mismo, la difunde entre sus compañeros. En la
“Canción del esposo soldado”leemos “es preciso matar para
seguir viviendo”, de ahí la constante excitación a la lucha, a dar la vida
y ofrecer la muerte por la justicia.Pero no todo es vida combativa
en Viento del pueblo. En este libro, la muerte
es también una asechanza sobre las esperanzas y las ilusiones de la vida
sentimental y familiar.
El hombre acechatrata del origen de todos los males del hombre, del origen y la causa de
tanta muerte. MH se desmorona al saber que la causa del dolor, de la muerte, de
la destrucción, de la guerra es el hombre y nadie más que el hombre. En el
mundo caótico donde se está desarrollando la vida de MH, la vida es natural,
pero la muerte ha dejado de serlo. El ser humano, los animales y las plantas
viven de forma natural, pero mueren a manos del hombre.
La muerte queda
identificada con el ser humano, principal depredador de sí mismo.Y
ese afán destructor nace del hambre: “el hambre es el primero de los
conocimientos:/ tener hambre es la cosa primera que se aprende.” En
medio de tanta desolación, guarda MH un lugar para el petrarquismo –amor más
allá de la muerte- . La muerte es heroica y demanda solemnidad
cuando ronda a los soldados en “El soldado y la nieve” o a los heridos
en “El tren de los heridos”. La muerte convertirá al poeta en un corazón
helado en “Llamo a los poetas”. Y es una
ofrenda a la madre España, a la tierra, a quien termina por ofrecer también las
vidas de su mujer y su hijo en los versos “Además de morir por ti, pido
una cosa”.
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