07 Ene

Primer Fragmento

Resumen

Este fragmento comienza en “Enumeración de las virtudes” y termina en “la ciencia”. Pertenece a La Ética a Nicómaco, de Aristóteles. En este texto, Aristóteles responde a dos preguntas relacionadas con su teoría del conocimiento: cuántos tipos de saber hay y cuáles son las características de la ciencia. En primer lugar, distingue cinco tipos de conocimientos posibles: arte, ciencia, prudencia, sabiduría e intelecto. Estas virtudes, tanto prácticas (arte y prudencia) como teóricas (ciencia, sabiduría, intelecto), se contraponen a la opinión. A continuación, expone las características de la ciencia. Nos dice que es un conocimiento de lo necesario, es decir, de aquello que no puede ser de otra manera a como es (por eso es eterno) y que es un saber aprendido de dos modos distintos: por inducción y por silogismo (deducción), como se dice también en los Analíticos. La inducción es principio y fundamento de lo universal, nos permite ir de lo particular a lo universal, mientras que el silogismo parte de lo universal y nos permite llegar a conclusiones particulares. La ciencia para Aristóteles es un saber demostrativo que se basa en principios ciertos.

Nociones: Lo Necesario y la Ciencia

Las dos nociones presentes en este fragmento son lo necesario y la ciencia. Lo necesario es lo que sucede siempre de la misma manera, es inmutable; y la ciencia es el modo de saber acerca de lo necesario. Lo necesario es un modo de saber teórico que trata sobre “lo que no puede ser de otra manera” y, por eso, es necesario y eterno. Se puede enseñar y aprender, y sigue los métodos de la lógica: inducción y silogismo. La inducción parte de preposiciones para llegar a formas generales o universales; y el silogismo parte de premisas universales para alcanzar otras particulares. La ciencia es un modo de ser demostrativo y, además, parte de unos principios, lo cual le permite alcanzar la universalidad.

Síntesis Teórica o Doctrinal: Virtudes Morales e Intelectuales

La virtud es el hábito selectivo que consiste en un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquella por la cual decidiría el hombre prudente. Para Aristóteles, la virtud es una “excelencia añadida a algo como perfección”. Cuando una entidad (un ser) realiza su función propia, pero no de cualquier manera, sino de un modo perfecto, entonces de dicha entidad decimos que es virtuosa o buena. Es importante observar que, según este punto de vista, cabe hablar de virtud en un sentido muy amplio. En la noción aristotélica de virtud son importantes los conceptos de naturaleza y de finalidad: la virtud de un objeto tiene que ver con su naturaleza y aparece cuando la finalidad que está determinada por dicha naturaleza se cumple en el objeto en cuestión. Aristóteles muestra en Ética a Nicómaco que la virtud humana no puede ser ni una facultad ni una pasión, sino un hábito. Que sea un hábito quiere decir que no aparece por naturaleza, sino como consecuencia del aprendizaje, y más exactamente de la práctica o repetición. La práctica o repetición genera en nosotros un hábito, de ahí que la tradición aristotélica hable de una segunda naturaleza para referirse a los hábitos. Estos pueden ser buenos o malos; son hábitos buenos aquellos por los que un sujeto cumple su función propia y reciben el nombre de virtudes. En general, llamamos virtud a toda perfección de algo, por lo que podemos distinguir virtudes del cuerpo y virtudes del alma; pero en la ética aristotélica interesan las virtudes del alma y en ellas se distinguen: las virtudes que perfeccionan el intelecto o virtudes intelectuales o dianoéticas; y las virtudes que perfeccionan la voluntad o virtudes éticas o morales.

Las virtudes intelectuales pretenden alcanzar la verdad. Se dividen en formas de perfección de la razón práctica (arte y prudencia) y teórica (ciencia, sabiduría, intelecto). Todas ellas se adquieren mediante el aprendizaje y la instrucción. Por un lado, el arte es la habilidad para la creación y modificación de las cosas; y la prudencia consiste en saber dirigir correctamente la vida, nos permite distinguir lo que es bueno de lo que es malo y encontrar los medios adecuados para alcanzar nuestro fin último: la felicidad. Y por otro, la ciencia es la aptitud para la demostración de las relaciones necesarias existentes entre las cosas; la inteligencia consiste en la habilidad para captar intuitivamente la verdad de los primeros principios de las ciencias; y, por último, la sabiduría es la capacidad para avanzar hasta los últimos fundamentos de la verdad. Las virtudes éticas buscan alcanzar el bien y se adquieren mediante la repetición y la costumbre. En ella distinguimos el valor como término medio entre la temeridad y la cobardía; la templanza, entre el libertinaje y la insensibilidad; y la liberalidad, entre la avaricia y la prodigalidad. Sin embargo, la virtud moral más importante es la justicia: dar a cada uno lo debido. Esta puede ser de tres tipos:

  • Legal, si es conforme a las leyes de la ciudad.
  • Distributiva, si se excluye la igualdad repartiendo los bienes, derechos y obligaciones a cada uno según su mérito o demérito.
  • Conmutativa, si se da la reciprocidad y cada uno recibe lo que ha dado o el equivalente, lo igual por igual.

Contextualización: Obra u Obras del Autor

Este texto pertenece a la obra Ética a Nicómaco, de Aristóteles. Aristóteles era un ciudadano de origen griego, pero no ateniense, nacido el año 384 a. C. en Estagira, en la península de Calcídica. Trabajaba en un lugar llamado “Liceo”, un antiguo gimnasio dedicado a Apolo, al noroeste de Atenas, y en cuyos jardines acostumbraba a pasear mientras filosofaba con sus discípulos y amigos. Cuando tenía diecisiete años fue enviado por su padre a Atenas y durante veinte años permaneció en la Academia Platónica. Cuando murió Platón, en el año 347 a. C., marchó a Asos donde conoció a Teofrasto, el gran científico e historiador que había de continuar su obra. Más tarde, vuelve a Atenas y comienza a desarrollar una extraordinaria labor docente e investigadora. Murió en el año 322 a.C. en Calcis, en la isla de Eubea. Entre muchas cosas sorprendentes de la personalidad de Aristóteles destaca la diversidad de sus intereses intelectuales, que le llevaron a descubrir dominios nuevos. Saberes tan aparentemente contrapuestos y que abarcan campos que después se llamarían “Lógica”, “Biología”, “Política”, “Física”, “Poética” y “Ética” fueron intentos suyos. Una buena parte de la terminología científica y filosófica, hasta nuestros días, es obra de Aristóteles: sustancia, accidente, relación, esencia, acto, potencia, finalidad, deliberación y algunas decenas más de palabras. Su obra se suele agrupar en cinco grandes grupos de libros:

  • Lógica.
  • Escritos sobre la Naturaleza.
  • Escritos sobre la teoría del comportamiento individual o colectivo.
  • Teoría del arte, Retórica y Poética.
  • Filosofía primera o Metafísica.

Su obra escrita provenía de sus notas para “hablar” con sus discípulos, para leerlas ante ellos y discutirlas. Por otro lado, en su obra “pensada”, se descubre una serie de preocupaciones y ocupaciones intelectuales en las que, en principio, se recogen muchos de los problemas que plantearon los filósofos anteriores a él, y en las que, además, aparecen las cuestiones que expresan su propia personalidad, su propia manera de entender el mundo y a los seres que lo habitan.

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